Si bien el calendario escolar 2016-2017 concluye hasta este martes, el grueso de los alumnos de educación básica dijeron adiós a las aulas desde el viernes; en tanto maestros y directivos ocuparán estos dos últimos días para planear actividades para el ciclo 2017-2018, como la asignación de los grupos entre los docentes, además de concluir con todo el aspecto administrativo en los planteles.

En un ambiente de algarabía, las niñas y niños se despidieron desde el viernes de sus compañeros, maestros y personal de los planteles, anticipando el reencuentro el próximo 22 de agosto, cuando dará inicio el ciclo escolar 2016-2017.

“Las graduaciones tuvieron lugar la semana anterior, y la ceremonia la interpretan los niños… y muchos papás, como el banderazo de salida”, comentó la maestra Silvia Andrea, de un plantel al sur de la ciudad.

“¡Nos vemos el año que entra, miss!”, se despidió Angélica, alumna que concluyó el segundo grado de primaria, y que orgullosa comenta que “voy a tercero el año que entra”, como ella visualiza el próximo ciclo escolar.

 

Menos leche y cereal, más gorditas y hot dogs

Con la salida de clases cambian incluso los hábitos alimenticios entre los niños, principalmente entre aquellos que permanecen en casa durante las vacaciones.

“¡Todo el día se les va en comer!” exclama Georgiana, madre de Juan Carlos y Georgiana, 10 y 9 años de edad, a quien además los niños le piden consentirlos con “gorditas, tlacoyos, pollo rostizado hamburguesas, hot dog y pizza, que porque están de vacaciones”, comenta.

Aceptan algunas maestras que al reiniciar el año algunos menores regresan a clases “más gorditos”.

Por su parte Manuel, empleado de una pequeña tienda de abarrotes en la colonia Juan C. Doria, acepta que en las vacaciones se consume menos leche, pan de caja, jamón, yogures, cereales o frutas como plátanos, pero aumenta el consumo de refrescos, frituras de harina y golosinas en general.

Con los niños de vacaciones el sector del transporte público, principalmente el de taxis, resiente una caída en la demanda del servicio, que Esteban, taxista, calcula en por lo menos un 50 por ciento.

Otro taxista, José Antonio, hace notar que hay mañanas que “nomás andamos vacíos, gastando gasolina, así que también aprovecho las vacaciones para descansar un poco”.