Hace algunas semanas, estuve impartiendo taller sobre comunicación no sexista y lenguaje incluyente al funcionariado municipal de varios ayuntamientos de Hidalgo, en Zacualtipán. Durante un receso pude platicar con el médico legista de la zona, un joven realmente interesante.

Me decía que se estaba presentando un aumento en el suicidio masculino. Él adjudicaba ese incremento precisamente a los roles y los estereotipos de género, estas imposiciones del sistema hegemónico y patriarcal que nos limitan y afectan tanto a hombres como a mujeres.

Palabras más palabras menos, me platicaba: «Ante las precarias condiciones, los hombres de la zona, desde hace mucho tiempo, han emigrado a Estados Unidos; sin embargo, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha propiciado que no todos puedan pasar al otro lado y los que pasan ya no ganen lo mismo, o sean más impunemente engañados y regresen con las manos vacías. Su rol como los proveedores de la familia, se está viendo seriamente comprometido, y antes que pedir ayuda o buscar otras soluciones, algunos optan por atentar contra su vida».

Es una tarea fundamental del sistema hegemónico en el que vivimos estarnos machacando, recordando e imponiendo lo que es ser hombre y lo que es ser mujer, pero va más allá. ¡Cuidado y no lo cumples!, el sistema te castigará de una u otra forma.

Sin lugar a dudas, el aumento en los suicidios masculinos en la zona de Zacualtipán es un castigo del sistema contra estos hombres que no están respondiendo a su rol, y no es que las mujeres y los infantes a quienes ellos han prometido mantener estén exigiendo más.

Lo que pasa es que este sistema tiene, entre uno de sus pilares de sostén más importantes, un modelo económico neoliberal y consumista a lo salvaje que no tiene llenadera.

 

¡La nueva cara del machismo es el consumismo!

Cuando un hombre, con un esquema masculino tradicional, ve cuestionada su virilidad por alguna exigencia del propio sistema, reacciona solo de dos maneras (hay que recordar que tenemos un cerebro binario): O atenta contra sí mismo —se inmola— o violenta a quienes cree son los responsables de su incomodidad y enojo, las personas cercanas a su entorno.

Sería realmente muy interesante observar si la violencia contra mujeres e infantes se ha incrementado en la zona de Zacualtipán y, sí es así, evidentemente se debe a las exigencias del modelo económico neoliberal y consumista y, por ende, la raíz del problema está en los roles y los estereotipos de género que impone el mismo sistema.

Aquí les van rápidamente los roles de género: Los roles femeninos están asociados a la reproducción, crianza, cuidado, sustento emocional y están insertos en el ámbito doméstico. Los roles masculinos están asociados a las tareas que tienen que ver con lo productivo, el mantenimiento y sustento económico, principalmente desarrollados en el ámbito público.

Sobre los estereotipos de género escribiré en la próxima entrega.

 

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