Amigas, amigos creo que el tema del amor romántico me llevará mucho más espacio del que tenía contemplado, esta es la segunda parte, pero no dudo que haya una tercera y cuarto, lo voy a agotar.

Hace cuatro años tomé un taller por internet en el mes de febrero que se llamó “Desmontando a cupido” con mi queridísima amiga María Martín Barranco y ahí hicimos una profunda reflexión sobre uno de los temas más sensibles para la humanidad, el amor, pero todo desde el punto de vista del feminismo.

Ahí, María nos enseñó a entender las claves culturales de lo que nos pasa a las mujeres respecto al amor romántico, simple y llanamente para dejar de sufrir por ello, nos decía: “Sufrir menos y disfrutar más”.

Es que éste sistema no nos enseña a separarnos con amor, no nos enseña a cómo llevar las pérdidas, no hay prevención de los dolores humanos. Los profesionales sólo están para cuando se producen las patologías, pero no sabemos cómo evitarlas y se puede, por cierto no cómo lo hacen los hombres, eludiendo las emociones, sino gestionándolas, administrándolas, que se vayan expresando de manera paulatina, que no nos arrollen, que no nos avasallen.

Y no nos enseñan porque el mismo sistema quiere a las mujeres, celosas, sufrientes, dolidas, peleando entre nosotras por ellos y a ellos, distantes, inalcanzables, insensibles, porque perpetúa así los mitos geniales de que los hombres son superiores a las mujeres y de que nosotras somos emoción y ellos razón.

Dijo la feminista norteamericana Kate Millet: “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas; mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban…Tal vez no se trate de que el amor en sí mismo sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a las mujeres y hacerlas dependientes, en todos los sentidos…Entre seres libres es otra cosa”.

Una de las dimensiones políticas del amor romántico es el hecho de que vivimos en un mundo que ha sido hecho para parejas, en definitiva sale mucho más caro vivir sola/o que en pareja. Cuando como mujer no tienes pareja, los hombres creen que vas a pervertir a sus esposas con ideas de libertad y ellas creen que les vas a bajar al marido, es por todo una situación complicada.

Por supuesto que me ha tocado vivirlo, en el fraccionamiento donde viví 18 años, y se hacían reuniones de pareja, me excluían y cuando tuve pareja, poco me invitaban porque mi pareja es una mujer, otro elemento que añadir es que ambas somos expertas en sexualidad humana y la gran preocupación de los hombres era que sus esposas terminaran hablando del desempeño sexual de ellos, algo que les aterra.

En éste taller que tomé, hablamos mucho sobre todos los mitos del amor romántico, por ejemplo el del Don Juan, tiene consecuencias tremendas para las mujeres, primero: nadie va a cambiar por tu amor, nadie va a dejar de beber, o hacerse más trabajador, o dejar otras relaciones por amor.

Se nos convence que el amor tiene un poder de transformación enorme y eso es ¡una enorme mentira!

Segundo: Sí a ti te gusta la fidelidad y el compromiso, ¿por qué te enamoras de un hombre promiscuo?, hay que tener muy en cuenta que los hombres promiscuos tienen una estrategia de dominación hacia las mujeres que buscan el compromiso y la fidelidad, les dicen que les bajarán la luna y las estrellas, como dice María Martín: ”¿pero si ni siquiera bajan la tapa del baño al orinar, cómo te van a bajar el sol?”.

Por cuestión de espacio le paro aquí a la segunda parte, nos leemos la próxima semana.

 

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