En la columna publicada el 17 de Octubre de 2012 (“Fukushima: la catástrofe sigue”) se describía así lo sucedido el 11 de Marzo de 2011: “Los reactores de  Fukushima se pararon cuando ocurrió el temblor, pero la situación se complicó una hora después al inundarse la planta nuclear, ya que el tsunami que siguió al terremoto superó todas las previsiones hechas al diseñar la central.  Se produjo entonces la interrupción del suministro de energía eléctrica de emergencia, los sistemas de enfriamiento fallaron y se sobrecalentaron  los núcleos de los reactores. Se liberaron productos radioactivos y se generó hidrógeno que produjo varias explosiones”.

Ahora, siete años después ha salido a la luz a través de declaraciones de un testigo en el juicio a directivos de la empresa TEPCO, responsable de la central de Fukushima, que la empresa desechó estimaciones realistas de la posible magnitud de un tsunami.

Un trabajador de Tokyo Electric Power Services Co. (TEPSCO) subsidiaria de TEPCO, realizó una estimación sobre la magnitud de un posible tsunami, y llegó a la conclusión de que un tsunami de hasta 15.7  metros de altura podía afectar a la central. Cuando informó de los resultados a la empresa TEPCO, en marzo de 2008, tres años antes de la catástrofe, un empleado de TEPCO le preguntó si variando el método de cálculo se podía reducir la magnitud del tsunami previsto. El testigo rehízo los cálculos y los resultados fueron prácticamente los mismos. TEPCO no aceptó su predicción.

Y no fue un suceso de una magnitud sin precedentes. El testigo tomó en consideración para sus cálculos el terremoto de Sanriku de 1896, que provocó un tsunami de más de 30 metros de altura. Estas informaciones van dibujando un panorama muy diferente al que se difundió por la prensa internacional con motivo de la catástrofe de Fukushima: un evento excepcional, imprevisible, una desgracia causada por la naturaleza. En realidad no fue un evento excepcional, fue previsto, y no fue una catástrofe causada por la naturaleza sino por directivos sin escrúpulos.

En la actualidad Fukushima sigue haciendo vertidos de agua radiactiva al Pacífico. Alrededor de 800,000 toneladas de agua contaminada con tritio radioactivo serán vertidas al Pacífico en los próximos  años, según la empresa TEPCO. Se asegura que no causarán ningún efecto en los seres humanos o el medio ambiente. Vista la historia de irresponsabilidad, mentiras y ocultamiento que ha acompañado a la empresa TEPCO resulta difícil creerle.

Si dejaron que ocurriera algo que estaba previsto, qué no harán ahora para tratar de ocultar la realidad de un proceso de descontaminación incierto, al que nadie se anima a poner una fecha de finalización porque sencillamente no existe aún la tecnología necesaria para llevarlo a cabo.

 

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