Se entiende por muerte asistida el proceso por el cual una persona ayuda a otra a conseguir su objetivo de morir prematuramente, ya sea asesorándolo sobre los métodos a seguir, ya sea proporcionándole el veneno, medicación o instrumentos mortales para llevar a cabo esa decisión.
Este hecho suscita problemáticas legales ya que, dependiendo del país, las autoridades locales pueden entender esa muerte como un homicidio o como un suicidio, por lo tanto, la persona que se presta a ayudar en la muerte del otro podría llegar a ser considerada responsable de ello.
Dado que en la inmensa mayoría de los casos se trata de personas con enfermedades terminales, para las que no hay solución ni tratamiento y a las que solo les espera un progresivo deterioro físico y mental, hay un complejo debate moral y religioso acerca de la conveniencia o no de legalizar estas prácticas.
En México, gracias a una reforma a la Ley General de Salud aprobada en 2008, se permite lo mismo que en Argentina y Brasil.
Esa reforma llegó casi un año después de que la capital mexicana aprobara la Ley del Voluntad Anticipada o del «bien morir», que permite a enfermos terminales rechazar tratamientos médicos que prolonguen su vida.
En Argentina está prohibido «suicidio asistido», que se castiga como homicidio, pero desde 2012 está vigente la ley de «muerte digna» que garantiza el derecho de los enfermos terminales a rechazar cirugías, tratamientos médicos o de reanimación para prolongar su vida.
Esa ley fue aprobada a raíz del debate abierto por la madre de una bebé en estado vegetativo irreversible desde su nacimiento, quien pidió una muerte digna para su hija después de que los médicos se negasen a desconectar los aparatos que la mantenían viva.
En Brasil, la eutanasia tampoco es permitida y sólo se considera la «ortotanasia», avalada por el Consejo Federal de Medicina, que permite la suspensión del tratamiento o retirada de los equipos que mantengan los órganos en funcionamiento de un paciente desahuciado.
En Perú no está permitida la eutanasia, pero el congresista Roberto Angulo, del grupo parlamentario Dignidad y Democracia, presentó en marzo pasado un proyecto de ley que despenaliza el homicidio piadoso y declara de necesidad pública la implementación de la eutanasia, sin que se haya votado hasta el momento.
En Uruguay la eutanasia es entendida como «ayuda al suicidio» y no es legal, pero es posible que un paciente decida no recibir un determinado tratamiento de salud en el caso de padecer alguna patología terminal, incurable e irreversible amparado por una ley específica.
Es por eso que llama mucho la atención el caso de David Goodall, el científico de 104 años que emprendió un viaje de más de 10.000 kilómetros para someterse a un suicidio asistido
El científico de 104 años se despidió de su casa en Australia para atravesar el mundo con el fin de terminar con su vida.
El laureado ecologista y botánico no sufría de una enfermedad terminal pero deseaba morir.
La clave de su decisión, dice, es la disminución en su capacidad de valerse por sí mismo.
Goodall no había conseguido que le aplicaran la muerte asistida en su país porque no sufría ninguna enfermedad terminal. Sin embargo, el científico insistió en que su calidad de vida se había deteriorado mucho y que no quería vivir de esa manera.
El científico australiano que viajó a Suiza para morir, falleció en Basilea tras someterse a un suicidio asistido que le denegaron en su país Australia.
A principios de año pidió sin éxito a las autoridades australianas que le permitieran suicidarse con asistencia y decidió viajar a Suiza, donde varias fundaciones ofrecen este servicio.
«Habría preferido terminar en Australia y lamento mucho que Australia está atrasada con respecto a Suiza«, en esta cuestión.
El suicidio asistido, con ayuda de otra fundación suiza, Eternal Spirit, tuvo lugar en un apartamento en el que Goodall murió rodeado de sus nietos y de un amigo.
Goodall, investigador honorario de la universidad Edith Cowan de Perth, pidió que su cuerpo sea entregado a la ciencia o que, en caso de ser rechazado, que se esparzan sus cenizas en Suiza. También pidió que no se celebre ninguna ceremonia tras su muerte.
Legalizar la muerte asistida ha sido uno de los debates más polémicos del mundo actual, pero cada vez más personas se preguntan si es lo correcto o no, y tú ¿qué opinas?
Lic. Victor Manuel Austria Mercado
Secretario Ejecutivo de la CDHEH