¿Ha escuchado usted sobre el caso de éstos hombres jóvenes, autodenominados INCEL, Célibes Involuntarios, que están matando personas inocentes, como una forma de venganza contra la sociedad?

Los casos se han dado en Canadá y Estados Unidos, son personas resentidas tanto con las mujeres “que no les hacen caso”, como contra los hombres “que tienen éxito con las mujeres”.

En la información que se presenta en internet, se asegura que, “son misóginos que matan porque no tienen sexo”. Platicando con mi querida amiga Yannia Vanessa Visuetti, una abogada feminista de Panamá, concordábamos que el caso va más allá del sexo, eso es lo de menos.

Coincidíamos en que se trata de hombres con pocas habilidades sociales que no pueden establecer relaciones sanas, de buen trato, equitativas, igualitarias y justas con las mujeres.

Es necesario señalar que se trata de una de las expresiones más peligrosa del machismo y lo peor de todo es que se extiende como una plaga.

La Psicóloga catalana Jocelyn Guerrero García los perfila de la siguiente manera: “Debido a sus dificultades emocionales son cobardes, se sienten feos e inseguros tanto por su físico, como por su personalidad y no aceptan que alguien no quiera tener una relación con ellos. No tienen amor propio. Tienen un desarrollo psíquico estancado en una posición narcisista e infantil, donde la otra no existe más que para su satisfacción. Esto les lleva a tener un “yo” muy débil”.

“Cuando sienten que existen mujeres fuertes y dueñas de sí mismas, les rompe ésta idea hetero-patriarcal de que las mujeres deben de ser dóciles y estar al servicio de los deseos de los hombres, de ahí el odio hacia ellas”.

Según un artículo de la revista norteamericana Psychology Today, éste tipo de personas “tienen excesivamente interiorizados los roles que se dan tan claramente en casi todas las instituciones de educación media en los Estados Unidos y Canadá en los cuáles esa sociedad se divide entre “populares y pringados”, hasta el punto de que han bautizado a esas chicas guapas y exitosas que solo se relacionan con chicos atractivos como “Chads´” y “Stacys´”.

En ése mundo tan simplón que se han creado, por supuesto ellos son los marginales sin derecho a que nadie los quiera. Haciendo a un lado la cuestión anecdótica, es necesario reflexionar sobre éste creciente fenómeno.

¿Qué está ocurriendo en el seno familiar como para que surjan muchachos con éstas características?, ¿qué está pasando en las escuelas y colegios, sobre todo los particulares, dónde se crean éstas diferencias abismales, donde se premian genes o posición económica y en consecuencia se propician marginales?

Lo cierto es que las mujeres no empezamos siquiera a entender y enfrentar algunas violencias machistas, cuando ya surgen otras más agresivas. Nuevo reto para esta sociedad.

Hablando de otra cosa, por éste medio quiero enviar un saludo muy caluroso y fraterno a mis compañeras y compañeros del diario Síntesis, la casa que me acoge, por su 19 aniversario, en especial a la Directora Georgina Obregón Sánchez quien me honra con su amistad.

¡Que tengan una muy buena celebración y larga vida!

 

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