Si no hay inversión pública no hay crecimiento económico y tenemos dos años con muy poca inversión pública”, afirmó el presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo, Edgar Espínola Licona, al informar de las muy difíciles condiciones en que se encuentra la industria de la construcción en Hidalgo y en el resto del país.

Comentó así el empresario a la caída de 33.5% que en términos reales se dio en lo que va del presente sexenio del gobierno federal, cuando la inversión pública cayó de 856 mil 865 millones de pesos en 2013,  a 569 mil millones de pesos al cierre del año pasado, de acuerdo al Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Seesp).

Una baja inversión en obra pública que se acentuó en los dos últimos años, cuando, dijo Espínola Licona, “las empresas constructoras hemos estado viviendo sabrá Dios de qué… de milagro”.

De acuerdo al Ceesp, del gasto total en inversión física los rubros de educación y de abastecimiento, agua potable y alcantarillado registraron el mayor recorte en los cinco años que van de la actual administración. El de educación cayó 72 por ciento real y los servicios públicos cayeron 63.5 por ciento en términos reales. Actualmente la inversión actualmente representa sólo tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a nivel nacional, el más bajo en más de 70 años.

En Hidalgo han quedado paradas obras carreteras de gran importancia, como la ampliación a cuatro carriles de la carretera Pachuca-Huejutla”, recordó Espínola Licona, para citar otras obras carreteras que también están frenadas, entre ellas el libramiento en Ixmiquilpan y la construcción de un carril más en la México-Pachuca.

 

En riesgo, la inversión: Espínola Licona.

Es este un panorama nada alentador, consideró el representante empresarial hidalguense, sobre todo si los resultados electorales del 1 de julio próximo resultan intimidatorios para la inversión, y tanto la nacional como la internacional se ven aún más frenadas.

El empresario hidalguense dijo coincidir con el Ceesp en el sentido de que un país que no crea infraestructura para satisfacer necesidades de la riqueza –aeropuertos, puertos, carreteras, etcétera-, es un país al que se le impide crecer.

Es urgente, dijo Espínola, sentar las condiciones necesarias para reimpulsar la inversión pública en infraestructura y para dar certeza a la inversión privada, para impulsar al país y que alcance mejores índices de desarrollo económico y competitividad.