Si la estrategia funciona como se tiene previsto, muy pronto José Antonio Meade Kuribreña, candidato presidencial por la alianza Todos por México (PRI, PVEM y Panal) estará colocado, sin lugar a dudas, en el segundo sitio de las preferencias electorales, para enfrentarse en un mano a mano con el puntero Andrés Manuel López Obrador, aspirante de la alianza Juntos Haremos Historia, quien desde el inicio de la campaña se ha mantenido en el primer sitio.

El hecho de que Meade vaya creciendo y Ricardo Anaya Cortés, de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC) permanezca estancado, según los más recientes estudios de opinión, lleva a pensar que el relanzamiento de la campaña del exsecretario de Hacienda y de Desarrollo Social surte efectos positivos. El relevo en la presidencia del Partido Revolucionario Institucional colocó a René Juárez Cisneros al frente del tricolor y sus primeros pasos se tradujeron en dirigir la fuerza priista hacia el candidato a la presidencia; es decir, arropó al aspirante con la militancia, de tal suerte que en dos semanas se observe mayor cercanía entre Meade y la ciudadanía en general, independiente si milita o no en el tricolor.

El avance de Meade se explica, además del relanzamiento de su campaña, en el cambio de estrategia: dejó de atacar a sus contendientes y se ha enfocado en presentar  propuestas. También es cierto que captó la simpatía de parte de quienes en una primera instancia esperaban dar su voto a Margarita Zavala, pero una vez que la ex primera dama abandonó la contienda electoral votantes en potencia de diferentes sectores han externado su intención de sufragar a favor del candidato de  Todos por México.

De acuerdo con estudios de intención del voto, la reacción inmediata de los indecisos será votar por el segundo lugar sea quien sea el candidato, por eso al quedar Ricardo Anaya en tercer lugar, esa condición favorecería a Meade quien además de captar parte de los sufragios que irían dirigidos a Zavala en consecuencia también recibirá los anti-Amlo.

Ello se traduce como el aprovechamiento del voto útil a favor de Meade Kuribreña. Esto porque con toda seguridad el priismo no votará por Anaya, quien consistentemente ha atacado al PRI como corrupto. Además, de que ha sido el único candidato que ha mencionado que va a meter a la cárcel al presidente Enrique Peña Nieto, por eso en las encuestas la segunda  opción de quienes hoy votan Meade es Andrés López Obrador y sólo el cuatro por ciento se dirige hacia Ricardo Anaya.  Quienes analizan el comportamiento de las encuestas opinan que justamente cuando Anaya centró su mensaje en pedir el voto útil disminuyó su preferencia porque se hizo presente el voto anti-Anaya en el PRI, porque al tener José Antonio Meade una trayectoria de 12 años en gobiernos del PAN le fue posible consolidar una buena imagen, alianzas y relaciones con el PAN y también con el PRD.

Si bien las encuestas mantienen a López Obrador hasta arriba, el PRI le apuesta al fenómeno que ha colocado a candidatos ubicados en segundos en triunfadores, como cuando en Costa Rica dichos estudios daban el triunfo a Fabricio Alvarado con 56.1 por ciento sobre Carlos Alvarado con 43.9 por ciento, el resultado final fue el triunfo para el segundo, quien se alcanzó con 61 por ciento. Sin ir más lejos está el caso de Estados Unidos donde las encuestas daban como ganadora a Hillary por alrededor de 6 puntos y ya sabemos lo que pasó: ganó Donald Trump.

A casi un mes para que se lleve a cabo la votación el domingo primero de julio, los candidatos, los partidos y los equipos de campaña (internos y externos)  tienen la obligación de analizar el cambio que pudiera provocar el 20 por ciento de indecisos en la elección, porque las mismas encuestas han revelado que uno de cada tres mexicanos  puede cambiar  intención de su voto, pues se determinó que 29 por ciento decide su sufragio  en la última semana y nueve por ciento el día de la elección.

 

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