El mes de mayo apenas terminó, en el calendario feminista estuvo dedicado al orgasmo femenino, continúo con el tema esta semana. Mencionaba al articulista Stephen Marche del diario New York Times, quien señalaba la enorme pertinencia de que el tema de la masculinidad sea profundamente analizado y reflexionado.
Coincido totalmente con él y añadiría que son ellos por supuesto quienes tienen que hacer ése trabajo, que no vamos a avanzar más si son sólo las mujeres las únicas que lo están haciendo. Puedo entender que los hombres tengan sus reticencias, pero la situación está llegando a tal extremo que no les va a quedar de otra, claro, si quieren la supervivencia de la humanidad.
Que la solución a ésa furia que sienten tantos hombres, no es, por supuesto, el exterminio de las mujeres, tienen que entender que la culpa es del sistema hegemónico patriarcal que ha sobre dimensionado las expectativas masculinas y no les ha cumplido. Que esas promesas de éxito, dinero y sexo de manera instantánea, son, han sido y seguirán siendo para muy pocos.
¡Lo que tenemos que cambiar es el sistema! En pocas palabras, la manera de ser hombres y la manera de ser mujeres.
Dice Shere Hite en sus conclusiones: “Éste sistema se apoya en la convicción de que el impulso sexual es un mecanismo hormonal inevitable en los hombres y la afirmación de que los hombres son agresivos por naturaleza y necesitan ser dominantes, que el dominio y el control son inherentes a la psicología masculina. Según mi tesis, las órdenes de la sociedad a los jóvenes (la programación cerebral) está generando una sociedad excesivamente militarista, es preciso cambiar esas órdenes y, de esa forma, terminar con una causa fundamental de las guerras actuales, sean grandes o pequeñas. Empezar a deconstruir la sexualidad masculina sirve, pues, para dos cosas: crear más placer y espacio para cada hombre y ayudar a la sociedad a desarrollar una estrategia mundial más pacífica.
Al final, el sexo y la realidad social están relacionadas. Y, como la sexualidad está tan vinculada a la sociedad, es posible comenzar un análisis centrado en el clítoris y el orgasmo femenino e irlo ampliando en círculos concéntricos a diversos aspectos hasta que abarque a la sociedad en su conjunto. Comprender la ideología en la que se basa el sexo contribuirá enormemente a que los individuos y la sociedad sean más igualitarios, más pacíficos y menos belicosos. La nueva sexualidad forma parte de una nueva política planetaria sobre la salud, el medio ambiente, una mejor distribución de la riqueza y la paz mundial”.
Las mujeres por supuesto, tenemos que seguir haciendo lo que hemos venido haciendo desde hace años, continuar fomentando la idea de que nuestro deseo sexual también es sexualidad humana.
Y por supuesto, tenemos que lograr apropiarnos de nuestro cuerpo. Así es, durante miles de años nuestro cuerpo no nos ha pertenecido, para muchas mujeres sigue siendo un extraño intocable que de repente se vuelve contra ellas.
¿Cómo vas a saber que algo no anda bien en tu cuerpo si no lo escuchas, tocas, pruebas, hueles? ¿Cómo vas a saber que te gusta y cómo te gusta, si nunca lo has experimentado contigo misma en tu propio cuerpo? Se requiere de desarrollar un nuevo lenguaje sexual sin que tenga ninguna consecuencia negativa para las mujeres.
¿Por qué insisten algunos, sobre todo los medios de comunicación, en decirles a las mujeres qué deben sentir y cómo deben comportarse, en vez de dejar que decidan por sí solas?
Es importante también, dejarnos de concebir como los objetos para el cumplimiento del deseo sexual masculino, romper con nuestros roles y estereotipos de género, esos que nos ubican al lado opuesto de lo masculino, dóciles por naturaleza, dominadas y controladas, esos ya no son posibles, han representado para nosotras, demasiada violencia.
Como dice la actriz norteamericana Natalie Portman: “Proclamemos alto y fuerte. Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo necesito, esto es lo que yo deseo, de esta manera es como me puedes ayudar a tener placer. ¡Hagamos la revolución del deseo!”.