La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) Hidalgo, hizo un llamado a las auditorías municipales, estatal y federal, a atender las denuncias sobre la opacidad que existe en la asignación de la obra pública en los municipios, y que ha sido señalada abiertamente en medios de comunicación.

Se ha denunciado públicamente que el 80% de la obra pública en los municipios se ha realizado por asignación directa, sin ser licitada conforme marca la ley, pero hasta ahora las contralorías han permanecido calladas”, hizo notar el presidente del organismo empresarial, Carlos Henkel Escorza.

Recordó que de acuerdo a las publicaciones, nueve de cada 10 obras ejecutadas en el municipio de Mineral de la Reforma no han sido concursadas; que en Ixmiquilpan 150 millones de pesos en obras han sido asignadas de manera directa; que en Tula el 80% de la obra pública ha sido adjudicada  en forma directa mientras que en Tulancingo 25 obras, las más fuertes, lo han sido también.

Sin embargo hasta ahora las Secretarías de la Contraloría del gobierno estatal, de la Federación, al igual que los órganos de control interno de los municipios han permanecido indiferentes.

Igualmente han permanecido calladas las Asambleas Municipales y el Congreso del Estado, lo que propicia que se continúe con esta tónica en la ejecución de la obra pública.

La obra pública, a “compadres” o recomendados

Mientras tanto, de manera extraoficial, se conoció entre constructores que en los municipios la obra pública suele asignarse a “compadres” o “constructores de trienio”, como se les conoce popularmente, o a constructores de poco prestigio pero “recomendados”, en muchas ocasiones, por diputados locales.

Se señala en el gremio constructor como en cada administración municipal “surgen” empresas constructoras que comienzan a ejecutar la obra pública que debiera ser concursada, pero que les fue entregada por asignación directa, es decir, por instrucciones del alcalde, alcaldesa o secretarios y directores de Obras Públicas.

Afirman constructores que en este renglón los mejores gestores son los diputados locales o federales, que llegan con el alcalde y le convencen de las bondades de tal o cual empresa constructora cuyo propietario “es mi compadre”, para que se le entreguen una o varias obras.

Se ha dado el caso, incluso, de que obras ya concursadas y ganadas por una empresa reconocida, se nos quiten para dársela al compadre, al que le piden que nos la subcontrate y así, todos contentos”.

Esta subcontratación es frecuente, y se debe principalmente a que los compadres o recomendados no cuentan en realidad con una empresa sino solo con el favor de la autoridad municipal, se comentó.

Las excusas ideales que encuentran los alcaldes para la adjudicación directa de las obras es la “falta de tiempo para concursarlas” o por simple “razón social”, se aseguró.