El que haya empresas que realicen alguna labor social no resulta nada nuevo, pero si es importante en estos días, cuando a los recursos públicos parece rebasados por las necesidades de la población, la que incluso, debidamente guiada, estimulada, puede también trabajar en la problemática que le aqueja en cuanto a servicios.

Viene lo anterior en relación a la mancuarna que hicieron Coparmex Hidalgo y la cadena de tiendas OXXI –Femsa-, para rehabilitar la plaza cívica en el ejido de Santa Matilde, la cual se encontraba en condiciones deplorables.

Con una inversión de 258 mil pesos –que para Femsa equivale a quitarle un pelo a un gato-, fue reforestada la zona, rehabilitada la cancha deportiva, los juegos infantiles y en general, este espacio público.

¿Pero cuántos espacios públicos se encuentran en malas condiciones? ¿cuántos metros cuadrados de calles de Pachuca necesitan de bacheo? Es más, ¿cuántos recursos se requieren para dotar a Pachuca  de un drenaje pluvial –y de paso dejar de saturar el sanitario y evitar que las alcantarillas se conviertan en veneros de aguas negras que inundan las calles, contaminan todo y destruyen el pavimento-, tan necesario?

Afirma el presidente de la Coparmex que “no podemos dejar toda la tarea a las autoridades” en este sentido, y la experiencia en la vida me ha enseñado que con confianza, buena voluntad y deseos de vivir en mejores condiciones, todos podemos colaborar.

¿Se imaginan si todos los 125 mil hogares de Pachuca aportáramos cada domingo 10 pesos?

¿Se imaginan que hubiera un auténtico líder, un líder natural, que apoyado, por ejemplo, por niños y adolescentes, se encargaran de recolectar estos recursos –algo así como 1.250 millones de pesos semanales-; que en los diarios publicáramos gratuitamente cuánto se ha recolectado, en qué se está invirtiendo, cuentas claras, absolutamente transparentes, de las compras de materiales, pago de mano de obra, etcétera; si un notario público de reconocido prestigio ofrecerá su servicio gratuito como auditor del manejo de estos recursos; si los colegios de ingenieros, de arquitectos colaboraran?

¿Se imaginan cuánto podríamos reunir al mes, al año, y poder contribuir, por ejemplo, en un programa 1X1 para que se pavimenten las calles, para construir poco a poco un drenaje pluvial?

¿Imposible de lograr, de conseguir ese nivel de confianza y de participación?

Déjenme comentarles que no es imposible, que de niña fui testigo de un caso así. Vivía yo en una pequeña ciudad rodeada de cerros que impedían la llegada de las señales de los canales de televisión existentes entonces, y se necesita instalar gigantescas repetidoras. Era una ciudad, entonces, de apenas 90 mil habitantes.

Les cuento que hubo un presidente municipal que consiguió organizar a la población, apoyarse en alumnos de secundaria, los que cada domingo pasábamos casa por casa, cuadra por cuadra, colonia por colonia, recolectando un peso por casa “para las antenas”. Y lo logramos.

Cada semana El Monitor –entonces diario local de mayor circulación-, publicaba lo recolectado en la semana y el monto acumulado. Sabíamos que participaban también el Club de Leones y el Club Rotario, además de un notario.

No recuerdo bien cuanto tiempo tomó pero fue en menos de dos años cuando fueron montada, en el que pasó a ser llamado “el cerro de las antenas”, las repetidoras que nos permitieron recibir, gratuitamente, la señal de los canales del entonces Telesistema Mexicano y del oficial Canal 13.

Es cierto, por el pago de nuestros impuestos tenemos derecho a recibir servicios públicos a cambio, pero la realidad es que ni todos pagamos impuestos ni todos determinamos en qué se deben utilizar.

Diez pesos a la semana ni deja más pobre a una familia ni, bajo la atenta mirada de la población, hace rico a nadie.

¿Algún interesado en aportar parte de su tiempo para emprender esta aparentemente monumental tarea?

Es tiempo de confiar, de la esperanza, por qué no internarlo.

 

✉️ dolores.michel@gmail.com