El semanario Proceso es un referente obligado para tener un panorama del acontecer político nacional. Lo es, porque ha mantenido a lo largo de su vida una línea crítica ajena al poder establecido.

Esa categoría hace que la publicación tenga una creciente legión de lectores ávidos de un periodismo de investigación que hace mucha falta en el país. No está por demás señalar que  desde su creación, este seminario se caracterizó por oponerse al régimen priísta que se mantuvo en el poder durante décadas.

La cuestión se complicó cuando un partido político distinto ganó el poder político. Ahí fue una primera prueba para la línea editorial de Proceso, quienes mantuvieron, – afortunadamente – la misma animadversión por los nuevos inquilinos que en 2000 y 2006 ocuparon la presidencia.

A juicio de reporteros, escritores y editorialistas la aparente alternancia en el poder no tuvo mayor impacto en los problemas nacionales. Dicho en lenguaje metafórico: todo cambió para seguir igual. De tal manera que Proceso mantuvo la misma dirección. Ejerció un periodismo beligerante. En el periodo panista de se extendió de 2000 a 2012, sólo cambiaron los puntos en la mira. Los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón llenaron páginas enteras del acostumbrado periodismo sagaz y lúcido de la revista política más leída en México.

No obstante, esa historia de gran reconocimiento llega a un punto de crisis cuando hace unos meses gana la presidencia un político de izquierda que comulga con la visión transformadora que caracteriza al semanario referido.

Ahí inicia un verdadero problema existencial. ¿Qué hacer ahora? ¿Se sigue con la misma línea beligerante aunque en el poder se encuentra una opción política amiga? ¿Qué se construyó a lo largo de los años: unos lectores críticos o unos lectores militantes? ¿Detrás de la línea editorial de proceso existe una ideología de extrema izquierda? ¿Se tendrá que cambiar la línea editorial porque el presidente nombró como asesor jurídico al hijo del director de la revista?

Esas preguntas caben dentro de una nueva etapa de esta revista que tendrá que revisar con detalle su futuro inmediato en el espectro informativo nacional. Será obligado que realice una escrupulosa revisión de sus contenidos porque su misma existencia se entiendo como un instrumento que fue clave en el proceso de concientización de varias generaciones sobre los asuntos más espinosos de la política nacional.

Ahora, sin embargo, se encuentra dentro de un galimatías. Y quizá por eso, el número que circula esta semana cobra una especial importancia. La portada de la revista enuncia “El fantasma del fracaso” y se puede ver al próximo presidente del país con gesto adusto que sirve de preámbulo para una larga entrevista, con uno de sus críticos, el cual sostiene que el gobierno de López Obrador, “no tiene proyecto político”.

Esa portada desató toda una serie de comentarios. Se habló incluso de una traición de la revista a la opción política que “defendió” “alentó” y “auspició” durante años. Ahí está el meollo del asunto. En que la revista con intensión o sin ella, durante toda su existencia ha formado lectores militantes y ha ejercido un periodismo ideológico.

Ahora que el abanico político cambia no sabe hacia dónde dirigirse. Y lo más sencillo es que recobre su esencia; pero con eso pierde a la mayoría de sus lectores. Quienes pensaron que ese seminario ahora sería el instrumento de comunicación del gobierno de izquierda que encabeza López Obrador.

Entiendo que dentro del espectro informativo de una nación es conveniente tener distintas opciones. Qué bueno que la revista Proceso documentó con valor todo el acontecer político de este país. Su historia es grande. Pero también hay que reconocer que sirvió como instrumento de formación ideológica de la izquierda en México. No ejerció un periodismo imparcial (quizá nadie lo ejerza a plenitud). Por eso, la información que brindaba siempre tuvo un sesgo que en este momento no les permite sentirse cómodos.

Vamos a ver con el tiempo qué posición adopta su línea editorial. Porque al parecer siempre estuvieron en el entendido que tendrían que golpear al que ejerza el poder sin importar quién y cómo lo ejerza.

 

 

Twitter: @2010_enrique

✉️ lore750715@gmail.com