Durante los dos discursos que pronunció el presidente Andrés Manuel López Obrador en su toma de posesión y en la recepción del bastón de mando de los pueblos indígenas, respectivamente, el hombre de Macuspana, Tabasco, definió lo que será su mandato como 65 Jefe del Ejecutivo federal, cuestionó el nivel de empobrecimiento del país, ofreció soluciones a los  problemas más graves, desenmascaró especulaciones sobre lo que será su gobierno al que ha denominado la Cuarta Transformación y de paso cuestionó fuertemente al neoliberalismo.

López Obrador expuso que en su administración se llevará a cabo “una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México”.

Arremetió contra los gobierno neoliberales al afirmar que la política económica que impulsaron “ha sido un  ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”.

Sin embargo el nuevo mandatario federal advirtió que se seguirá “sin perseguir a nadie porque no apostamos al circo ni a la simulación” y aclaró que su pretensión no es meter al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación.

Informó sobre la promoción de  una ley para convertir la corrupción en delito grave y se  comprometió a no robar y a no permitir, que nadie se aproveche de su cargo o posición para sustraer bienes del erario o hacer negocios al amparo del poder público.

El presidente de México aseguró que habrá separación entre los poderes político y económico y que su gobierno “representará a ricos y pobres, creyentes y libres pensadores, y a todas las mexicanas y mexicanos, al margen de ideologías, orientación sexual, cultura, idioma, lugar de origen, nivel educativo, o posición socioeconómica”.

Además del combate a la corrupción, agregó que se aplicará un régimen austero que permitirá liberar suficientes fondos para impulsar el desarrollo de México.

Explicó que el precio de las gasolinas bajará luego de que se construya la nueva refinería anunciada y de que se reconfiguran las seis plantas de ese tipo ya existentes.

Ofreció no endeudar más al país, por lo que no se gastará más de lo que ingrese a la hacienda pública. Aclaró, además, que se respetarán los contratos suscritos por los gobiernos anteriores, pero ya no habrá más corrupción ni influyentismo en negociaciones con empresas particulares.

Al sector empresarial dijo: “me comprometo, y soy hombre de palabra, a que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras y se crearán condiciones hasta para obtener buenos rendimientos”.

En cuanto a política social, el ex presidente de Morena dijo que “no se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres”.

También reiteró que se cancelará la reforma educativa, se creará el Instituto Nacional para la Atención de los Pueblos Indígenas, se iniciará  el programa de atención médica y medicamentos gratuitos en las zonas marginadas del país y se volverá universal en todo el país este programa de atención médica y medicamentos gratuitos, a la mitad del sexenio; además, aseguró que no se va a dar la espalda a los jóvenes pues habrá becas mensuales, y trabajo, así como la creación e 100 universidades.

En respuesta a las especulaciones que indican que López Obrador podría mantenerse por varios regímenes al frente de la Presidencia de la República, dejó en claro que bajo ninguna circunstancia se reelegirá, sino que se someterá a la revocación del mandato.

En dos años y medio habrá una consulta y se les preguntará a los ciudadanos si quieren que el presidente de la República se mantenga en el cargo o que pida licencia, porque el pueblo pone y el pueblo quita, y es el único soberano al que debo sumisión y obediencia”.

 

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