Revisar archivos fotográficos llevar a recordar tiempos que en muchas ocasiones no fueron mejores, y que es conveniente recordar para que no se repitan. En el caso del ambulantaje en Pachuca.
A mediados de los años ochenta recorrer el centro de Pachuca era maratónico, tanto si se caminaba por las calles o se transitaba a bordo de un vehículo, dado que las calles estaban copadas por puestos semifijos que obligaban a peatones y automovilistas a disputarse el poco espacio libre en el arroyo.
Eran los años en que la calle de Guerrero semejaba ser un pequeño Tepito, en donde lo mismo se vendían perecederos que alimentos preparados, ropa, calzado y “novedades” de todo tipo.
Observar las fachadas, los escaparates del comercio formal era poco menos que difícil, a intentar remodelar las fachadas para que ofrecieran un buen aspecto era poco menos que imposible, pues los puestos permanecían día y noche en las banquetas.
Las protestas de los comerciantes formales eran constantes por esta situación y los presidentes en turno de la Cámara de Comercio de Pachuca (Canaco), insistían ante las autoridades en la necesidad de reubicar al ambulantaje y liberar las calles.
Entre ellos recuerdo a un joven Daniel Ludlow Kuri, que siendo presidente de la Canaco Pachuca, encabezó una marcha de protesta por todo el centro de la ciudad, bajando las cortinas del comercio formal.
Correspondió al entonces gobernador del estado, Jesús Murillo Karam, y a Rafael Arriaga Paz, como alcalde de Pachuca, emprender la nada fácil tarea de acondicionar espacios para reubicar al comercio informal.
Para ello fue recuperado lo que quedó del antiguo mercado Benito Juárez, semiderruído a causa de las obras en el Río de las Avenidas, para convertirlo, en ese entonces, en el mercado de artesanías Miguel Hidalgo.
Fue construido además el mercado Parque de Poblamiento, donde por un corto tiempo se vendieron perecederos y otros productos propios de este tipo de establecimientos, pues rápidamente se transformó en un mercado con venta de productos esotéricos propios del famoso mercado Sonora, de la Ciudad de México, y se le cambió el nombre a mercado “Sonorita”.
Pero lo que inicialmente fue un padrón unos 120 comerciantes ambulantes, pronto este registraba a más de 400 de ellos, por lo que se acondicionó además mezzanines –segundos pisos-, en los mercados Primero de Mayo y Barreteros.
Finalmente, en 1996, se retiró el ambulantaje del centro de Pachuca y presentó su mal rostro; un aspecto de suciedad y abandono en sus fachadas que era ocultado por los puestos semifijos.
Comenzó entonces un programa de rehabilitación, primero, de la calle Guerrero, que en los siguientes 15 años se extendió a las calles principales del primer cuadro.
Presumía entonces Pachuca de ser la única capital de estado sin ambulantaje en sus calles.
Hace unos días la alcaldesa, Yolanda Tellería, informó que se gestiona con el gobierno estatal para que se permita reubicar al ambulantaje en el recinto de la Feria de Pachuca a partir del 13 de diciembre y hasta el 6 de enero.
Se busca con ello que el centro de la ciudad permanezca sin ambulantaje durante las fiestas navideñas.
Es suficiente con mirar fotos antiguas del centro de Pachuca, para notar el cambio tan fabuloso que ha tenido en los últimos 20 años, para desear que el gobierno estatal de luz verde a la solicitud de la alcaldesa.
Que los pachuqueños podamos disfrutar de un centro histórico iluminado, con música, adornado para la ocasión, que nos lleve a disfrutar de nuestra ciudad.