El título de hoy no hace referencia al insigne poeta actopense, precursor del modernismo mexicano, Efrén Rebolledo. No. Se refiere a su estirpe, a la heredad que nos dejó, sin saberlo, en lejanas y congeladas tierras: Torgeir Rebolledo Pedersen.

El Rebolledo noruego es nieto del Rebolledo Mexicano. Hijo de Gloria, hija menor de Efrén, nació en Nes (cerca de Oslo) y descubrió desde muy pequeño que en su casa había libros en cuyo lomo aparecía un nombre conocido: el apellido de su madre, el apellido del abuelo que nunca conoció. Arquitecto de formación la noción poética de su pasado provocó que se asomara al inmarcesible horizonte de la literatura cayendo a lo alto en una espiral de versos que se transformaría en su destino. Considerado uno de los poetas más importantes de su país, ha recibido diversos reconocimientos tanto por su poesía como por sus textos dramáticos: el Prix Italia en 1998, en ese mismo año el premio de la Sociedad de Poesía de Noruega y el premio como el Mejor Slam-Poet de Noruega en 2005.

Y es que la música y la poesía siempre le han interesado a Rebolledo Pedersen. Han sido para él como esencias de un mismo brebaje con el cual tiene la necesidad de expresar su visión del mundo que lo rodea. Esto lo ha llevado a desarrollar diversos proyectos con agrupaciones de jazz, compositores contemporáneos o explorando la sonoridad en el “estandopeo” poético. Por ello no es de extrañar que para su fábula sobre la amistad y la violencia haya elegido la ópera, formato que ya había explorado a finales de los 90 con “Alfa & Romeo”, pieza que le dejó su primer reconocimiento fuera de su país.

Esta nueva “road-ópera” es su primer libro traducido al español y es también el más reciente, un libro para niños titulado “Los hermanos Zapata. Una ópera del desierto mexicano”. En él Rebolledo explora con mucho humor y la objetividad que da la distancia, el problema de la violencia generada por el narcotráfico en el norte de nuestro país. La historia es protagonizada por dos hermanos gatunos que al quedar huérfanos emprenden un viaje que los aleje del dolor, deciden entonces formar una agrupación musical para denunciar la corrupción de la autoridad, lo que los hace blancos de un artero ataqué propio del terror. Sin otra opción que huir, cruzan la frontera hacia Estados Unidos encontrando, a pesar de la tristeza, una nueva oportunidad de encontrar esperanza, reafirmar la amistad y enarbolar la identidad de ser mexicanos.

Con una maravillosa visión lúdica, Torgeir nos regala un libro único y lleno de aventura, reflexionando en todo momento sobre la condición humana en tiempos donde todo vale más que la propia vida. La traducción nos permite disfrutar una serie de rimas ingeniosas y juegos de palabras que el poeta fue recopilando desde su primer viaje a México en 1974, que enriqueciera en su visita a la tierra de su abuelo en 2002 y que seguramente consolidara en su participación en un festival literario en Tijuana en 2008.

Una historia entrañable y un homenaje que cae como anillo al dedo en el centenario de la muerte de héroe revolucionario Emiliano Zapata. Pero además, es un homenaje que el autor hace a una tierra por la que siente un profundo cariño, pues en ella se forjó su propia historia. Por lo pronto, es la puerta de entrada a una literatura por demás interesante dado el lazo sanguíneo, pero es también una oportunidad de vernos a nosotros mismos desde los ojos de un extranjero que es al fin de cuentas un pisano.

 

Paso cebra

Valdría la pena que las instituciones culturales voltearan los ojos a este poeta y pudiéramos contar pronto con versiones en español de sus textos más importantes, algunos de ellos inspirados en su abuelo y la tierra que lo vio nacer; después de todo, es la herencia de uno de nuestros poetas más importantes, el devenir de la poesía hidalguense.