La industria de la confección en Hidalgo pasa por momentos sumamente difíciles, aquejada por la corrupción que prevalece en el sistema aduanero nacional, que permite la entrada al país de millones de toneladas de prendas de vestir “dumping” –bajos precios frente a los declarados-, colocando en total desventaja a la producción nacional.

En la industria del vestido “estamos sobreviviendo”, señala el presidente de la cámara industrial del ramo, Gonzálo Ramírez Rasgado, quien acepta que se han incrementado los despidos de personal en la misma, aunque sin precisar números.

Se ven duramente afectadas las empresas del ramo en regiones de Hidalgo como la de Tulancingo, Zimapán, Tepeji del Río, entre otras, en las que este sector industrial es el principal empleador.

Para la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), en Hidalgo, se suman a esta crítica situación otros factores como la crisis económica generalizada que sufre el país, la falta de créditos blandos por parte de la banca de desarrollo, la desaparición del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) y la inseguridad.

El ingeniero Ramírez Rasgado acepta que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en días pasados un programa de apoyo a las industrias textil, de la confección y del calzado, las que se ven aquejadas, además, por la entrada de otros tantos millones de prendas de vestir y calzado usados y de saldo, “de paca”, de origen estadounidense, que las familias consumen ante su muy limitado poder adquisitivo.
“Tenemos que esperar a ver en qué consiste el apoyo a la cadena fibra textil-confección que anunció el Presidente, para conocer su impacto real en estos sectores”, señaló al respecto el industrial.

Los industriales de Hidalgo, de México en general, están conscientes, sin embargo, que el presidente Andrés Manuel López Obrador se enfrenta a un reto monumental: abatir el contrabando, propiciado incluso por programas federales de la Secretaría de Economía; limpiar de corrupción las aduanas y terminar con la cadena de evasión fiscal que inicia en aduanas y pareciera terminar en la comercialización de prendas de vestir al mayoreo en el centro de la Ciudad de México, donde la pregunta que impera al vender es “¿quieres factura y me pagas el IVA, o sin factura?”

Los industriales están sedientos de créditos blancos, pero sobre todo, de que se incremente el poder adquisitivo de la población, para que pueda comprar prendas nacionales de calidad pero que no pueden competir en precio con las asiáticas de baja calidad e introducidas al país vía contrabando.

Y mientras que es anunciado este programa de apoyos a las industrias textil, del vestido y del calzado, los industriales de Hidalgo siguen haciendo mayúsculos esfuerzos por no desaparecer.

“Teníamos empresas que operaban con 250 trabajadores y que ahora solo emplean una docena”, relata Ramírez Rasgado, para evidenciar la magnitud del daño que ha sufrido esta industria en México.