Lorena Patchen

Dicen que hablando de soledad lo peor no es estar sola, sino sentirse así, porque uno puede saber estar bien con la soledad, incluso disfrutarla, pero sentirse sola en compañía es infinitamente triste.

Con el tiempo (o en algunos casos, desde siempre) llevas bien el ir a comer, al cine, estar en casa, viajar… sola, y no hay problema, con pareja o sin ella cuando estás a gusto contigo sabes pasarla de lo mejor en los tiempos en los que estás contigo, el tema no es no llevarte bien con la soledad, el tema es cuando a pesar de estar acompañada te sientes sola…

Ya sea con la compañía física como cuando estás con tu pareja, hijos, amigos, en el trabajo o hasta en una reunión y experimentas un gran vacío… te sientes sola.

O cuando tienes pareja, pero cada quien anda en sus temas y en su vida (y no está mal), el problema es que no hay intimidad emocional, cercanía, no existe un vínculo profundo y entonces, aunque “aparentemente” no estás sola, así te sientes… y te duele.

Y es que tener pareja, o, mejor dicho, ser pareja, no se trata solo de dicho sino, de hecho, en lo cotidiano, en el compartir, aclaro… en el compartir, no en el depender.

No es que quieras que tu pareja se haga cargo de ti o te resuelva la vida, sino de la idea y derecho saludable de saber que al ser pareja pueden contar uno con el otro, de que se “supone” que al compartir de alguna manera tu vida con alguien no habría porque experimentar soledad.

Y si, también hay quien por diversas razones depende de su pareja de una forma poco práctica y menos saludable, y no es lo deseable, porque quien lo vive lo sufre y se vuelve vulnerable a diversas formas de automaltrato y dependencia, y puede llegar a ser blanco de la violencia de una pareja inadecuada.

La intención de no estar sola, con el deseo de ser amada y acompañada son válidas, sin embargo, si esta surge del miedo a la soledad o de la necesidad, tarde o temprano la relación se corrompe.

La pareja no está ahí para cubrir tus vacíos, curar tus heridas o pagar facturas de tu infancia que no le corresponden, esto es cierto, te corresponde repararlas y superarlas tú, pero también es verdad que en una buena relación con bases firmes e intenciones sanas se crea un vínculo que te involucra en la vida y el bienestar de la pareja, aunque no seas (ni debas ser) responsable directo de su bienestar.

Los argumentos ante la soledad de la pareja pueden ser que cada quien ama de diferente forma, que hay demasiada demanda de alguno, que tiene que ver con la propia historia e incluso con algún trastorno, pero descartando todo lo anterior, que muchas veces es una forma de evadir el no querer comprometerse y entrarle de verdad a la relación (por parte del que se involucra menos), lo que hay que reflexionar es: si estás sola o te sientes así, y los motivos de esto, si hay algo que resolver en ti o se trata de solucionarlo en la relación que tienes con tu pareja.

No es que te digan que te quieren o te aman, es que te lo demuestren, en los detalles mínimos y en lo más importante, en el respeto hacia tus heridas, en no hacerlas más grandes y el deseo genuino de amarte a través de los hechos.

Cuando un hombre ama a una mujer desea involucrarse en su felicidad y ser parte de ella, enriquecer su vida y cuidar la relación, hacer que se sienta amada y acompañada… si no lo vives así, ¿qué sentido tiene vivirte sola, y lo peor, triste permanentemente?…

Piénsalo… si no te afecta y puedes vivir con esto, adelante, pero si no eres feliz, haz lo necesario para estar mejor, porque, ¿sabes algo?, el tiempo no regresa y solo tienes una vida… Una vida que si así lo deseas puedes transitar bien acompañada y sintiéndote verdaderamente amada… ¿Lo pensé o lo dije?

¡Abrazos!

 

@Lorepatchen

Psicóloga/Psicoterapia/Conferenciante