Diarios nacionales e internacionales han dado cuenta de la manifestación de mujeres en todo el mundo. La expresión de las mujeres fue para conmemorar el 45 aniversario del Día Internacional de la Mujer, dado que el 8 de marzo de 1975 se inició por primera vez, a golpes de insistencia de connotadas mujeres con espíritu insurgentes ante las condiciones sociales, económicas y políticas de sus respectivos tiempos.

De ahí el llamado que hace la célebre Clara Zetkin al expresar incendiarias palabras: “Todas las mujeres, sea cual sea su posición, deberían exigir la igualdad como medio para alcanzar una vida más libre”. La igualdad también se logra cuando se les da la misma importancia tanto de mixtos y no sólo de puras mujeres.

Clara Zetkin en es el seudónimo de Clara Eissner, activista política partidaria del sistema político económico socialista y comunista, desde joven se distinguió por su espíritu indómito, se adhiere al Partido Socialdemócrata Alemán y al poco tiempo su participación fue truncada debido a que el canciller Otto Von Bismark prohibió el desempeño de aquel reciente partido. Por ende, la insurrecta se exilia a Suiza, posteriormente a Francia y vuelve a su país nueve años después para organizar la sección femenina de su partido. Para diseminar su pensamiento, fundó el periódico con el título: Igualdad. Además, fue opositora a la realización de la Primera Guerra Mundial.

En su andar por insistir el reconocimiento de la Mujer coincide con Rosa Luxemburgo, también simpatizante de la filosofía de la Socialdemocracia participa en el Congreso de la II Internacional y en 1920 es electa presidenta del Movimiento Internacional de las Mujeres Socialistas, por ello visita la Unión Soviética, al año siguiente forma parte de la Dirección de la II Internacional y en 1924 es la principal dirigente del Socorro Rojo Internacional, su activismo ante los derechos de la mujer le vale en 1933 ser sepultada en las murallas del Kremlin.

En España emerge la voz de Clara Campoamor en su calidad de diputada por Madrid en su alocución ante congresistas les remarcó la exclusión de la mujer, para ello hace varias interrogantes a los presentes, entre estas ¿es que no han luchado las mujeres por la República? ¡Es que al hablar de elogios a las mujeres obreras y de las obreras universitarias no están cantando su capacidad? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No influye sobre ellas las consecuencias de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, para solamente dirigida y matizada por uno? “¿Que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, con sus derechos (…), el postulado de que solo aquel que no considere a la mujer es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y del ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre?”. Ante esta aseveración, causa curiosidad al escuchar que se catalogue de humanista y no se acepte ser feminista.

La abogada Campoamor insistió en que las mujeres les permitiesen emitir su voto para elegir al gobernante. “Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos. Porque todos somos hijos del hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos”. Agregó para los asistentes las siguientes palabras: “No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la república a la mujer”. Es un hecho, los desaires cometidos a las mujeres tienen su costo político.

En tierra mexicana destacan mujeres combativas, en otros espacios por su asiduidad lograron puestos políticos, sobresalen Florinda Lazos León, destacada en principio por ser de provincia, nativa de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, siendo enfermera participa en el escabroso terreno de la política al organizar el Primer Congreso Obrero y Campesino de Chiapas en 1919, diputada y fundadora de la revista “La gleba”. Por esa región del suroeste surge la voz de Elvia Carrillo Puerto (hermana del Felipe Carrillo), años previos a la Revolución pugna por los derechos de la mujer, conocida con el seudónimo: “La Monja Roja del Mayab”, creó la primera organización feminista en Yucatán y realiza el Primer Congreso Feminista en México en 1915.

Hermila Galindo es la primera congresista federal en México en 1952, antes de que se modificara el artículo constitucional para que las mujeres emitieran su voto en la elección, mujer valiente al promover ante el Congreso un plan de Educación Sexual, siendo un tema prohibido en aquellos años. Su inquietud por la igualdad en la mujer desde los 19 años ya sembraba la inquietud por el “laicismo, la ciudad femenina y la libertad sexual”. En 1916 ante el Segundo Congreso Feminista en Yucatán expresó: “La revolución debe extirpar todas las lepras, barrer los obstáculos, reformar los códigos, abrir los brazos a la mujer, procurarle trabajos bien renumerado para que la nutrición mejore, reprimir los vicios, fomentar la inmigración, multiplicar los centros docentes (…)”. Verdadera lástima, su voz se perdió por muchos años.

María Lavalle Urvina, primera magistrada del Tribunal de Justicia del Distrito Federal y Territorios Federales, candidata a senadora por Campeche en la legislatura 46 y 47 y la primera representante de la Nación de 1964 a 1970. Griselda Álvarez Ponce de León, de vocación educadora, escritora es electa candidata a gobernadora por el estado de Colima. Siendo gobernadora le dio prioridad la educación y al terminar fue nombrada directora del Museo Nacional de Arte de México.

Este somero recorrido histórico es para dar la bienvenida a las organizaciones de mujeres que pugnan por sus derechos sociales políticos, además, para que se les otorgue políticas públicas que les ayude para llevar una familia, sobre todo dar seguridad en su persona y en sus hijas. Hijas que han sido maltratadas al extremo de ser asesinadas, en tanto sus verdugos gocen de impunidad al no aplicarse la justicia con honestidad. Y por la restricción de políticas de salud y limitados en sus centros de trabajo a desempeñar directivos. Las mujeres son dignas de gozar la equidad de género e igualdad en condiciones laborables, económicas y políticas.