La palabra realidad procede del latín realitas, a su vez viene de res, que significa “cosa”. Por realidad se designa la existencia real y efectiva de los seres y las cosas, también de sucesos ya sea de carácter individual o social. Realidad tiene por sinónimos: contexto, situación, entorno y verdad entre otras.

Real o verdad fue la histórica manifestación de mujeres del pasado 9 de marzo clamando igualdad de género. No fue real los 80 mil que difundieron algunos medios, sino más de 300 mil marcharon reclamantes de derechos y justicia.

La expresión realidad es empleada en diversos campos del conocimiento, desde el filosófico, científico, tecnológico, sociológico y político. En su carácter filosófico fue objeto de ser mencionado por pensadores agudos de la antigua Grecia, entre ellos Pericles, Platón y Aristóteles. Con el correr del tiempo es mencionado después por Emmanuel Kant, quien se dio la tarea de distinguir lo real: “es la esencia misma de las cosas, el conocimiento último en tanto que la realidad es lo que la mente humana percibe a través de los sentidos”. Lo real se constata no de la misma forma, porque no todos piensan y sienten igual.

Cada quien percibe la realidad de acuerdo a sus sentidos, estado anímico, inclinación ideológica, intereses económicos y conveniencias políticas. Por consiguiente, no hay una realidad válida para todos. Y no hay realidad absoluta porque hay diferentes puntos de vista ante fenómenos naturales, de hechos sociales, acontecimientos económicos y vicisitudes de salud pública. También, lo que sí es realidad es la pandemia ocasionada por Covid-19. Este mal que aqueja la humanidad ya ha cobrado centenas de vidas, algunos gobernantes han establecido medidas preventivas en tanto que otros se estaban haciendo los desentendidos. Hasta que por fin aceptan, pero para culpar a opositores de sus políticas implementadas.

Entre los gobernantes preocupados por sus representados es el régimen político chino al ordenar la construcción de un hospital en cuestión de diez días, para que en centro se atiendan a los enfermos de esta mal, del mismo modo, aislar a los contagiados. Lo mismo hizo el gobierno de Italia, juntamente con otros sectores económicos y políticos, se hicieron los acuerdos necesarios entre el gobierno y la iniciativa privada para suspender las actividades laborales, con la intención de empleado no estar en contacto con otros hombres. Sin embargo, tal la medida fue desoída y el resultado fue el aumentado en cantidad exponencial de pacientes de esta patología y ahora es el segundo país con más atacados y más defunciones.

Javier Murillo Acuña en su excelente artículo publicado en el diario El Financiero (13 de marzo 2020), su nota El Coronavirus y la IA (Inteligencia artificial). Destacó que, en la provincia de Wuhan, lugar considerado como el foco del coronavirus, menciona: “Se desplegaron todo tipo de tecnologías para luchar contra la enfermedad: robots desinfectantes, cascos inteligentes, drones equipados con cámaras térmicas y hasta un sofisticado software de reconocimiento facial”. A su vez, “en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái, se desarrolló un espray antiviral que se puede colocar en la garganta como una especie de escudo protector, que ayuda el personal médico de primera línea (…) Varias empresas chinas han desarrollado tecnologías automatizadas para llevar paquetes sin que haya contacto humano”. Es decir, el área tecnológica ha contribuido en mucho en la contención y control de la calamidad.

Ciencia y conjunto de técnicas han contribuido: “para pulverizar desinfectantes o realizar funciones de diagnóstico básico a fin de minimizar el riesgo de infección. Hasta la agencia Xinhua publicó en Twitter un robot repartiendo alimentos en un hotel con clientes en cuarentena”. El apoyo mostrado es debido a la buena relación entre gobierno e Iniciativa Privada, el resultado de la colaboración ante las contingencias pone a prueba la actitud de gobernantes. En ausencia de entendimientos, toda Administración Pública está desamparada.

Otros gobiernos han realizado arreglos para evitar propagar de la infección a la población que representan, estos acomodos van desde cancelación de vuelos aéreos a otros países, lo mismo que cierre de la llegada de viajeros a su país, si los reciben es con previa revisión exhaustiva de la salud de los viajeros, cierres de espacios de mucha concurrencia, como: escuelas, museos, bares, casinos; discotecas y restaurantes. Además, han cuidado la especulación de precios de productos de primera necesidad y de higiene. El Poder Judicial en Estados Unidos ya ha impuesto castigo a un comerciante por acaparar liquido antibacterial y revenderlo.

A pesar de la abundante información difundida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al haber evaluado con el grado de pandemia, porque es, patología que ha atacado en el mundo, “hay 180 mil contagiados en el planeta, y han muerto ya más de 7 mil personas”.  Por ello se han sugerido medidas globales, solo así, en México se han implementado algunas restricciones a medias, porque se siguen realizando reuniones colectivas y abrazos como prueba de afecto, o muestra de sarcasmo y rebeldía ante disposiciones que emergen de lugares ajenos a la respectiva autoridad. Al igual, la población no ha puesto el cuidado conveniente para cuidar su salud, acude a reuniones de diversión.

El coronavirus es realidad en nuestro país, a pesar de que se niegue su peligrosidad y su incremento. El pasado domingo eran 53 contagiados y ayer (lunes) ya fueron 29 más por lo que resulta 82, de continuar con la actitud desobediente cada día serán más y más. La Secretaría de Educación Pública (SEP) ya ha suspendido clases en diferentes niveles educativo. La máxima casa de estudios (UNAM) también se solidariza y algunas universidades privadas y estatales.

Causa júbilo saber que hay mandatarios que miran hacia adelante y son preventivos en cuidar a sus gobernados, es el caso de Omar Fayad Meneses gobernador del estado de Hidalgo, al adelantarse a la contingencia al mandar hacer el hospital inflable en Pachuca para contaminados del coronavirus, espacio de 1800 metros, con una sala de cuidados intensivos, a pesar de que en la entidad federativa no se han manifestados casos. El mandatario es realista y no vanidoso. El escritor, poeta y pintor alemán de nombre Herman Hesse externó: “No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente, porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su mundo interior manifestarse”. En el interior de cada ser humano prevalece su propia realidad, unos ubicados en tiempo y espacio, en tanto que otros gravitan en la fantasía, viven en su delirio, en su mundo imaginario.