En cuanto a infraestructura para jugar y ver el futbol, el estado de Hidalgo tiene varios campos de llamar la atención, pues además del Estadio Hidalgo, que es el más moderno, grande y funcional de todos, la entidad cuenta con algunos estadios más pequeños donde la práctica del futbol va más allá del llano y el aficionado cuenta con un sitio relativamente cómodo para disfrutar del balompié.

Por supuesto el Estadio Miguel Hidalgo es el referente principal de la entidad, situado en la capital hidalguense, casa de los Tuzos del Pachuca, equipo decano del futbol mexicano, construido por mandato del entonces gobernador Adolfo Lugo Verduzco, quien al ver el entusiasmo de la enorme afición tuza y la necesidad que tenía la ciudad de Pachuca por un espacio para disfrutar del balompié, se animó a construir este inmueble aprovechando los jales mineros de la ciudad que facilitaron su construcción, el cual fue inaugurado el 14 de febrero de 1993 y actualmente tiene un aforo de 30 mil aficionados.

Los Tuzos en algunos momentos han compartido el estadio Hidalgo, ya que ahí también jugaron como locales los Toros Hidalgo, cuando tuvieron que dejar provisionalmente el Neza 86 por remodelaciones, del Pachuca Juniors, equipo de segunda división filial de los Tuzos, así como del Atlético Hidalgo, conjunto también filial tuza que jugó en la Primera A y que incluso llegó a una final de su división, además de ser casa de la escuadra femenil de las tuzas del Pachuca.

Sin embargo, más antiguo que “El Huracán”, como fue bautizado por una cervecera, es el mítico estadio Revolución Mexicana, que fue casa de los Tuzos por muchos años, donde la afición tuza presenció innumerables batallas y vivió con el equipo sus primeros tiempos en el máximo circuito. Allí también presenció las más duras batallas del equipo, vivió las alegrías y sinsabores de los años negros del tuzo, sus esfuerzos por ascender en aquellas finales de los ochenta, ensombrecidas por la duda de corrupción un par de ellas, dolorida aquella en que el equipo se murió en la raya hasta llegar a Puebla, inolvidable cuando logró el anhelado retorno a primera con un estadio y un cerro de Cubitos llenos a reventar. Precisamente el Revolución Mexicana se caracterizó por tener la grada más grande del país, en alusión al Cerro de Cubitos.

El gobernador Alfonso Corona del Rosal tuvo la idea de hacer este estadio, que fue construido inspirándose en un diseño tipo sombrero, el cual fue inaugurado el 14 de diciembre de 1954, con un aforo de 10 mil aficionados. En sus último momentos como casa de los Tuzos, llegó a albergar a 12 mil e incluso hasta a 15 mil personas, pero las necesidades del equipo y la afición, que ya no cabía, hicieron que fuera construido en estadio Hidalgo, a donde se mudaron los blanquiazules.

Tras la salida de los Tuzos, el Revolución Mexicana se convirtió en el hogar del equipo de Las Garzas de la UAEH, que jugaba en la tercera división, conjunto que incluso logró su ascenso a la segunda B en este inmueble. Sin embargo, en el sexenio de Miguel Ángel Osorio Chong, el estadio fue intervenido, se demolió su tribuna de sol, la más grande, de la cual se ignoró el valor arquitectónico que poseía, para construir en su lugar un complejo para un gimnasio, salones para ejercicios y darle espacio a un brazo de una rampa-puente que une a la ciclovía.

No obstante, en el estadio Revolución Mexicana aún pervive la práctica del futbol, su grama fue sustituida por pasto sintético, se le colocó una pista de tartán y allí se ha vuelto punto de partida de innumerables carreras dominicales y es casa de las escuelas y filiales tuzas. Hace poco una filial de Mineros de Zacatecas jugaba en el estadio Revolución.

Otro inmueble con mucha historia que contar es el estadio 10 de Diciembre, ubicado en Ciudad Cooperativa Cruz Azul, en el municipio de Tula de Allende. El inmueble fue inaugurado en 1963 y tiene un aforo para 17 mil personas y en sus inicios fue la casa del Cruz Azul durante 8 torneos, desde que inició en la segunda división hasta 1971 en que se mudó al Azteca. Durante muchos años el primer equipo todavía entrenó en este estadio, hasta que se fue a La Noria.

Sin embargo, el 10 de diciembre no ha dejado de tener futbol, pues es la casa del Cruz Azul Hidalgo y el hogar del Cruz Azul femenil. Aquí Cruz Azul fue dos veces campeón de Liga y también su filial Cruz Azul Hidalgo disputó dos finales de la Primera A, ante Unión de Curtidores e Irapuato. Después de muchos vaivenes, Cruz Azul Hidalgo sigue jugando allí en segunda división.

Otro estadio vetusto en Hidalgo, es el viejo Primero de Mayo, inaugurado el 24 de septiembre de 1957 en la ciudad de Tulancingo, que quizá tendrá una capacidad para 5 mil personas. Por años, el Primero de Mayo fue la sede del equipo de los Satélites de Tulancingo, que jugo mucho tiempo en la segunda división, escuadra que incluso llegó a rivalizar con los Tuzos del Pachuca y fue el clásico hidalguense en la segunda división. Un equipo medio gitano que desapareció en los ochentas.

Mucho tiempo duró el Primero de Mayo sin futbol profesional, hasta que el Club Pachuca creó una filial en la segunda división LNT, que se llamó los Titanes de Tulancingo, club que disputó finales de su división donde lograron coronarse campeones, pero que inopinadamente desapareció. Actualmente es un espacio que alberga futbol de las ligas locales.

Existen pequeños estadios interesantes al interior de Hidalgo, como el Estadio San Juan o también llamado Estadio 1966, localizado en el municipio de Tezontepec de Aldama. Con un aforo que quizá supere las 3 mil personas, recientemente se dio a conocer por parte de autoridades municipales que el inmueble podría contar con futbol profesional de segunda división, pues incluso un equipo mexiquense ya disputó juegos allí, aunque ahora sigue siendo casa de ocho equipos de la región.

Otro estadio al que es muy probable llegue a albergar futbol profesional es el Estadio Municipal de Atotonilco de Tula, que de acuerdo con la nueva Liga de Balompié Mexicano, están en proceso el registro del club Hidalgo FC que tendría como casa este inmueble.

Sin embargo, este estadio atravesó por un litigio, llenó de irregularidades, pues en principio había sido donado por un particular al municipio de Atotonilco de Tula. El donante se echó para atrás e inició un juicio para recuperar el predio, que era utilizado por la gente del municipio. El particular ganó la demanda, debido a la presunta negligencia del asesor jurídico municipal, al que acusan de no haber hecho su trabajo. Una nueva administración municipal se amparó, ya que el particular mandó desalojar el inmueble pero la gente se lo impidió.

Otro inmueble que durante mucho tiempo tuvo futbol de segunda y tercera división, fue el Estadio Fray Bernardino de Sahagún, en Ciudad Sahagún, municipio de Tepeapulco, que fue casa de Los Frailes de segunda división, que también tuvieron sus temporadas en la tercera división, hace muchos años. Al parecer este inmueble ahora es propiedad del Seguro Social, el cual es muy llamativo porque se aprecia desde el puente vehicular que lleva hacia Emiliano Zapata y porque colinda con un estadio de béisbol.

Hay otros inmuebles en Actopan, Progreso de Obregón, Tepeji del Río y en Ixmiquilpan, que también tienen su historia en el mundo del balompié hidalguense, ya sea en segunda o tercera división, o que tienen un carácter importante para las ligas regionales.