El viernes de la semana pasada salió el último número en papel del diario
Síntesis Hidalgo. Unas semanas antes de que este periódico de origen poblano
apareciera por primera vez en estas tierras, el 26 de marzo de 1999, recibí la
invitación de Aída Suárez para escribir una columna sobre sexualidad, inédita
en este estado. Desde hace dos años la tengo nuevamente gracias a mi
querida amiga Georgina Obregón. Lo que quiero hacer notar es que Síntesis ha
sido pionero en este tema que en pleno siglo XXI sigue siendo tabú.
Así qué en honor a Síntesis versión impresa, escribo esta columna sobre
sexualidad femenina.
Hace unas cuantas semanas le envié un largo correo electrónico a mi
maestraza María Martín Barranco, donde le platiqué qué desde hace más de un
año, estoy experimentando orgasmos de manera espontánea y muy distintos a
los que otras mujeres manifiestan haber tenido, ya se lo había mencionado en
un e mail anterior pero no estaba segura de que le hubiera llegado.
Me contestó que sí lo recibió y que no hubiera creído lo que le platicaba
entonces si no estuviera leyendo en ese momento el libro de la periodista y
escritora norteamericana Naomi Wolf, cuyo título es “Vagina”, ¡lo tienes que
leer ahora mismo!, me dijo.
¡Oh queridas!, imagínense un libro de 579 páginas donde el tema central y
exclusivo es esa parte de nuestra anatomía. Paso del éxtasis a la incredulidad,
de la rabia al asombro. Estoy por terminarlo y no quiero que se acabe.
Por cierto, señalar que la autora denomina “vagina” a toda la zona pélvica,
útero, tracto vaginal, vulva, clítoris, ano y perineo.
Aunque Naomi Wolf ya estaba interesada desde hace tiempo en torno a la
sexualidad humana, un malestar médico la llevo a iniciar todo un viaje de dos
años donde se entrevistó con científicos, asesores, investigadores y médicos
que le confirmaron su sospecha de que la conexión entre la vagina y el cerebro
tiene muchas, muchas más implicaciones.
¡Que la vagina tiene conciencia!
También que el orgasmo produce en las mujeres no sólo placer, sino mayor
confianza en sí mismas, aumento en la creatividad y una mejor capacidad para
percibir la conexión entre las cosas con el yo misma.
El problema médico que tuvo la escritora, la llevó a descubrir la enorme
importancia que tiene el nervio pélvico en las mujeres, que de entrada es más
grande que el de los hombres y que en consecuencia la red neuronal sexual es
más compleja en ellas que en ellos.
Vamos que el modelo de la respuesta sexual de Masters y Johnson que nos
unificaba a hombres y mujeres, ya no aplica para nosotras según las últimas
investigaciones sobre la sexualidad femenina. Que estas pesquisas señalan que
tenemos cinco diferentes “centros sexuales”.
En un encuentro con universitarias, Wolf conoció a una joven científica que en
un laboratorio se dedicaba a estimular sexualmente a un grupo de ratas
usando un pequeño pincel, la joven le informó que todas las hembras
mamíferas tienen clítoris no solo las hembras humanas, cuando lo leí me
pareció de lo más lógico, aun así, me sorprendió.
Naomi Wolf publicó este libro en noviembre del 2013 es decir hace 7 años, las
nuevas investigaciones sobre la sexualidad femenina continúan en progreso,
no sólo la escritora norteamericana sino también yo, lamentamos mucho que
estos datos no se conozcan ni estén difundiéndose en todos los medios de
comunicación.
“Lo que sabemos sobre la sexualidad femenina está totalmente desfasado”,
añade la periodista, por eso yo no sé que me produce más, si coraje o tristeza
el empeño de este sistema patriarcal, en especial a través de esos programas
y revistas dirigidos para mujeres el colmo de la ironía, de coartar, encarcelar,
esclavizar la energía y el potencial sexual de las mujeres.