Me da gusto saludarte de nuevo en otra historia más de la Bella Airosa, quien verdaderamente conozca Pachuca, sabrá que antiguos centros nocturnos se situaban en la denominada “Zona de tolerancia” o “Zona roja”; entre los que destacó el famoso cabaret “El Abanico”, ubicado en la calle Santiago, un lugar que hoy solo quedan paredes y una piedra con una figura tallada, con un significado importante para los que vivieron la historia de aquel lugar.

Este espacio, duró un aproximado de 30 años en la capital del Estado de Hidalgo, fundado en el año de 1953, su fama traspasó el territorio pachuqueño, convirtiéndose en un centro visitado por vecinos de otros municipios, otras entidades e inclusive de otros países.

Pachuca era una ciudad relativamente pequeña, por lo que, El Abanico, se convirtió en centro de reunión de mineros, obreros, estudiantes y hasta políticos de aquella época.

Cuentan las anécdotas recopiladas, que, en este lugar, aparte de las mujeres oriundas que trabajaban ahí, llegaban mujeres extranjeras a dar espectáculos.

Este lugar guardó muchas historias de hombres “entonados”, dedicados a todo tipo de oficio. Relatan los que nos obsequian sus experiencias, que un minero, ya entrado en copas, encaró a un “gringo” que alardeaba de su país, intentando sobajar a nuestra hermosa cultura y gente, por lo que, a pesar de la diferencia en tamaños (el norteamericano era alto y fornido) lo increpó, sacándolo a golpes del establecimiento, pues nadie podía pasar por el orgullo de un mexicano.

Sin duda, un lugar donde los sentimientos buenos o malos de los hombres que visitaban el lugar se exaltaban por el “calor” del momento.

De igual manera, “La zona roja” tuvo su lado obscuro, pues lamentablemente su nombre lo obtuvo gracias a la terrible y lamentable explotación sexual, aunado a los problemas sociales que crecían en la capital y en los barrios cercanos.

Se deformó con el paso de los años de un modo preocupante para las y los habitantes de aquel tiempo, hubo muchos crímenes, violaciones, drogadicción, trata de blancas de jóvenes y niñas, inseguridad, robos, etc.

Llegó un punto donde no se podía regular, ni controlar las acciones que se realizaban dentro, así que, fue hasta que llegó el gobernador Guillermo Rossell de la Lama (1981 – 1987) que consiguió clausurar esta “zona de tolerancia”, debido a que se salió de las manos de las autoridades.

Otros comentan, que en realidad la intención del entonces gobernador era fundar un área de casinos, palenque y centros nocturnos; en donde hoy es el Centro de Extensión Universitaria (CEUNI), proyecto que al final no tuvo el resultado esperado por el gobernador Rossell. En la actualidad, la máxima casa de estudios del Estado de Hidalgo goza de esos espacios para la cultura, deporte y estudio.

Hoy en día, queda solo plasmado en la historia, como un recuerdo