Este año, debido a la pandemia de Covid-19, el regreso a clases estuvo marcado por la soledad y quietud en la entrada de los planteles escolares de Pachuca y su zona metropolitana.

A diferencia de otros años, en que niñas y niños aparecían para el nuevo curso relucientes, impecables, con uniformes y útiles nuevos, saludando a los compañeros de viaje escolar o conociendo a los nuevos discípulos, de maestros organizando la entrada, recibiendo a los muchachos, hoy no hubo nada de eso debido al coronavirus.

Tampoco hubo tráfico, transporte saturado de escolares, ni transporte escolar de camionetas color amarillo, ni autos estacionados en doble o hasta triple fila para que bajen los niños corriendo porque se les hace tarde. Hoy el Covid-19 detuvo ese caos en que éramos felices y no lo sabíamos.

Tampoco hubo las lágrimas de los niños de preescolar que enfrentan un nuevo escenario cuando llegan a su primer día de clases. Tampoco las de las acongojadas mamás que, con una mezcla de emoción y nostalgia, los deben dejar por vez primera en un colegio. No, hoy no fue ese día, que habrá de esperar hasta que la vacuna rusa o de Oxford pueda ser aplicada para ir recobrado algo de normalidad.

En el colegio Moisés Saenz de Real Toledo todo está tranquilo, al igual que en la escuela Elisa Acuña Rosseti del fraccionamiento Xochihuacan, la Ignacio Zaragoza de avenida Revolución, la Everardo Márquez, el Centro Escolar Presidente Alemán o la centenaria escuela particular Julián Villagrán.

Lo de hoy fue ver niños bien peinados y con uniforme frente a un computador en fotos subidas por sus padres al facebook, o bien frente a un televisor con sus libros o sus libretas para tomar sus apuntes.

Hoy no hubo alegría, ni gritos ni algarabía ni regaños en las calles ni en las aulas. Tampoco vendedores de papas, chicharrones ni congeladas a la salida de la escuela.

Ni en Pachuca, ni Mineral de la Reforma, ni Epazoyucan, ni en Zempoala hubo las escenas acostumbradas del regreso a clases. Tampoco hubo chicos caminando con sus mochilas a cuestas, portando los sueteres escolares azul, verde, rojo, café, blanco, con el escudo de sus escuelas.

Hoy hubo maestros desvelados que prepararon sus clases hasta altas horas de la noche, y que estaban batallando para ajustar el horario de clases en zoom u otras plataformas digitales para dar clases, con el horario de trabajo de los padres, algunos angustiados porque son hasta tres en casa tomando clase a distancia.

Hoy no hubo nadie afuera de las escuelas, de algunas universidades. Solamente algunos transeúntes con cubrebocas, y otros necios que se empecinan en no usarlo o ponérselo mal.

El Covid-19 nos quitó el acostumbrado ajetreo y la novedad y los deseos y metas renovadas del regreso a clases. Hoy todo eso se extrañó.