Aunque no siempre es sencillo reconocer que has dejado de amar, que deseas finalizar una relación o que te has enamorado de otra persona, con el tiempo se agradecería más que hablaras claro y a tiempo, en lugar de terminar engañando a quien te ama y ha confiado en ti.

Siendo generosos, tal vez podría reconocerse que en el deseo de no lastimar se evada hablar de la realidad; sin embargo, aquello que se hace o se posterga para no romper la relación puede ser la misma razón que la haga terminar, y no precisamente de la mejor manera.

¿Por qué no se dice la verdad? Son múltiples y sobre todo, muy subjetivas las razones por las que se opta por no decir abiertamente que el motivo de distancia emocional y/o sexual de la pareja es no amar o amar a otra persona.
O incluso, que el punto final de la relación está motivado por el deseo de estar en otra relación.

Y esto no es todo, sino que puede resultar aún más doloroso quedarse y fomentar una falsa idea de que no está pasando nada, a pesar de la existencia de señales obvias de que la cercanía emocional se ha roto o que se ha transformado en amistad, gratitud o en ausencia de honestidad.

Para quien se da cuenta de que su pareja o a quien creía su pareja ya no está completamente en la relación resulta devastadora el desmantelamiento de una cadena de mentiras.

Se requiere valor para hablar claro, respeto y responsabilidad afectiva, porque si bien, es cierto que ambos integrantes de la pareja tienen derecho a cambiar de opinión, dejar de amar o reconocer que no son más felices en la relación, también los dos merecen saber lo que ocurre en lugar de vivir una serie de decepciones cotidianas que no solo destruyen la relación sino que afectan a la persona que si desea continuar y que aspira genuinamente a la reciprocidad de su pareja.

Hablar claro y admitir que el amor ha terminado no es fácil, incluso para quien así lo vive, y es cierto, que en mayor o menor medida también puede estar lamentando que sea así, pero, dice Walter Riso, que el enamoramiento no ocurre de la moche a la mañana, que hay un proceso previo en el que sería preferible advertir o aceptar que uno de los dos ha abierto la puerta a la posibilidad de amar a otro, obviamente saberlo lastima, pero enterrarse por uno mismo duele más, además de que dificulta que el cierre de la relación sea en los mejores términos.

Por lo tanto, sería conveniente decidir qué tipo de relación merecemos y deseamos construir, a cuánto amor estamos dispuestos a aspirar y vivir… Y hablar claro, si se tienen dudas sobre la honestidad de la pareja elegir cómo confrontar la situación y evitar el autoengaño, que tarde o temprano tendría un mayor costo emocional.

Pensemos en respetar la libertad del otro y en la propia, así como asumamos la responsabilidad afectiva de no hacer nada que intencionalmente dañe al otro.

Si llega el momento de despedirse que sea amorosamente, devolviéndole a la pareja su corazón lo más íntegro que sea posible… en honor al amor que hemos recibido y entregado.
Es lo menos que podemos hacer cuando alguien nos ha amado tanto ¿Lo pensé o lo dije?
Un abrazo

@Lorepatchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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