La historia siempre tiene una lección para el presente.

“Si tus acciones inspiran a otro a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder” John Quincy Adams, ex Presidente de Estados Unidos de Norteamérica.

“Cruce de superhombre y bufón, el caudillo hace y deshace a su antojo, inspirado por Dios o por una ideología en la que casi siempre se confunden el socialismo y el fascismo —dos formas de estatismo y colectivismo— y se comunica directamente con su pueblo, a través de la demagogia, la retórica y espectáculos multitudinarios y pasionales de entraña mágico-religiosa. “— Mario Vargas Llosa escritor peruano 1936 (Fuente: https://citas.in/temas/caudillo/)

Par el siglo XX, debemos reconocer que la humanidad inició una etapa de vida, en la que los cambios se fueron dando más rápido.

En el mundo siguen existiendo líderes y caudillos. De hecho, en nuestro país, iniciamos el siglo XX con un personaje que ha sido reconocido por una parte de los mexicanos como un gran líder y por otra parte como un gran caudillo o dictador, me refiero a la figura de Don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, mejor conocido como Don Porfirio Díaz, quien gobernó nuestro país por más de tres décadas (1876-1911).

Como militar fue un héroe nacional, pues participó en la histórica derrota del ejército francés de Napoleón III, y estuvo al lado de su paisano y amigo, Benito Pablo Juárez García, en La guerra de Reforma.

Durante su mandato, pudo reestablecer la paz nacional, instituir una red nacional de ferrocarriles, establecer un importante sistema de puertos, dejó para la posteridad el icónico monumento para celebrar el primer centenario del inicio de la lucha por nuestra separación de la corona española y surgimiento como país libre, el ángel de la Independencia. Inició el gran palacio de las Bellas Artes, hermoso centro cultural de nuestro país. Fomentó el desarrollo industrial, en particular el minero y abrió el mercado mexicano a las inversiones extranjeras.

Sin embargo, también a él se le atribuye el inicio de la Revolución Mexicana, cuya principal causa fue la marginación y la pobreza, el analfabetismo, la falta de un sistema público de salud, la inexistencia del sistema de educación pública.

Son muchas las personalidades que, en nuestro país, tuvieron distinguida presencia durante el siglo pasado, y mencionaré solo algunas: Venustiano Carranza Garza, Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Pancho Villa; Emiliano Zapata Salazar; Felipe Ángeles Ramírez; Plutarco Elías Calles; Álvaro Obregón Salido; Lázaro Cárdenas del Río; Manuel Ávila Camacho, último General de División Presidente de México y dejó el paso al Lic. Miguel Alemán Valdés, primer civil con esa investidura; Adolfo Ruíz Cortines (quien otorga a la mujer el derecho de votar y ser electa), Adolfo López Mateos, generador del “milagro mexicano” en la economía.

Todos ellos, en su etapa de gobierno, se caracterizaron por su liderazgo y su capacidad de organizar a una colectividad. Trascendieron en la historia de nuestro país. Sus acciones perviven aún en el México actual.

En el año de 1900, la población en nuestro país era de 13.5 millones de mexicanos. En el proceso de la revolución mexicana entre 1910 y 1917, fallecieron 1 millón de personas. Para el 1920 había 15.3 millones de habitantes.

En el año 2000 la cifra de habitantes era de 98.9 millones de ciudadanos.
En 100 años cambiaron las condiciones de vida y ya en el siglo XXI, cambió casi todo: la economía; el sistema de educación; el sistema de salud; las comunicaciones; el acceso a la información y sus modos de informarse; la integración familiar; se incrementaron los vicios y las adicciones; el 42% de la población que corresponde a 53 millones, “vive” en pobreza.

En especial la administración pública adquirió una mala reputación debido a la presencia de la corrupción y la impunidad; gobiernos incapaces de atender las justas demandas sociales, aún con la presencia de diferentes partidos políticos y no es por falta de dinero.

Para nuestra tristeza o decepción, de acuerdo a los datos publicados por Transparencia Internacional, en el Índice de Percepción de la Corrupción en el que 0 es muy corrupto y 100 es nada corrupto, publicado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, para el año 2018 México ocupó el nada honroso lugar 138 de 180 países evaluados, que comprende al grupo de los 50 peor posicionados.

Surgen preguntas: ¿Qué es lo que no hemos aprendido? ¿Nos faltan líderes o caudillos? O ¿deseamos que todo lo resuelva el gobierno? y la ciudadanía ¿No somos responsables de las decisiones y de los resultados?
Nos leemos en la próxima.
grubo58@gmail.com