Jesús Cruz Fernández

“Yo soy yo y mis circunstancias y si no la salvo a ella no me salvo Yo” Esta cita corresponde a el Filósofo José Ortega y Gasset, derivado de la escritura del Libro “Meditaciones del Quijote” en el cual se analiza como el hombre es un ser único y especial, como se dice coloquialmente, “cada cabeza es un mundo”, con nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

Las circunstancias que nos tocan vivir a cada uno de manera personal, influyen en nuestra forma de ser y actuar durante su vida, pero no nos determinan, ya que existe la capacidad de pensar, imaginar, decidir y actuar ante cada circunstancia que nos presenta la vida, para hacer lo que mejor nos convenga o interese.

Sin embargo existen tres teorías o creencias que se han generalizado mucho en nuestra sociedad y es importante analizarlas para entender si en verdad son ciertas o simplemente las hemos aceptado sin reflexionar sobre ellas.

La primera es el determinismo genético, que no es otra cosa que pensar que las conductas negativas que tenemos, como el mal genio, ser grosero, flojo y otras características más, fueron heredadas por nuestros padres y nuestros abuelos. Es decir que ya lo traemos en los genes, en el ADN y esto se va heredando de generación en generación.

Considero que eso, es una excusa perfecta para no asumir nuestra responsabilidad de nuestra forma de ser y actuar, si bien el ejemplo de su forma de ser, puede influirnos, eso no significa que nos determine. Si nosotros analizamos y reflexionamos sobre esas conductas, nosotros tenemos la capacidad de discernir sí está bien o mal según nuestra conciencia, y decidir si la queremos o no, para nuestra persona.

La segunda teoría es el determinismo psíquico, o la forma de pesar que tenemos. Es el resultado de lo que me decían cuando era pequeño, las ideas que nos inculcaron de la vida, “la vida es sufrimiento”, “peligrosa” o “hay que luchar duro para conseguir algo bueno”.

Estas frases puede que tengan algo de verdad, pero no en su totalidad, o en algunos casos no es así. Todo depende del cristal con que vemos las cosas, con entusiasmo o fatalismo, con alegría o tristeza, pero eso depende de como decidimos pensar nosotros ante la vida, es decir, es nuestra elección.

La tercera es el determinismo ambiental. Considerar que es el medio ambiente el que hace que nosotros seamos como somos. Es cierto que el medio influye en nuestra forma de ser, pero no determina nuestro carácter. Si queremos podemos decidir enfrentar sufrimientos para alcanzar nuestras metas en la vida, como terminar una carrera, un oficio o ser un artista si eso me gusta.
Muchas personas salen adelante a pesar de las circunstancias adversas, las limitaciones y el sufrimiento. Un ejemplo claro de eso, son las personas con capacidades diferentes, que comúnmente se les conoce como “discapacitados”, muchos de ellos llegan a ser grandes deportistas, conferencistas o profesionistas, solo que ellos tomaron la decisión de hacerlo.

Todo esto corresponde a una teoría denominada “modelo reactivo”, es decir, “a cada acción corresponde una reacción”, “a cada estimulo hay una respuesta”, por ejemplo: “si alguien me insulta yo lo insulto”, “si alguien me agrede yo lo agredo”, por eso se dice que somos reactivos. Pero entre el estimulo y la respuesta hay un punto intermedio, la libertad interior de elegir, es decir yo soy libre de decidir como reacciono ante un hecho o una circunstancia.

Si alguien me insulta, puedo optar por ignóralo, por no sentirme ofendido, puedo pensar si tiene razón para hacerlo o no, si yo soy culpable de alguna negligencia, debo ser responsable y asumir las consecuencias y si no lo soy, puedo ignorarla.

Por lo anterior no son las circunstancias, la herencia, la genética o el destino, lo que determina lo que somos, sino lo que nosotros queramos y decidamos hacer con nuestra vida.

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