Ahora que están a punto de comenzar a aplicarse pruebas rápidas de antígenos (porciones proteínicas del virus) del SARS-Cov-2, causante de Covid-19, quienes pedían en los medios y en reuniones públicas y privadas que la Secretaría de Salud (SSA) efectuara pruebas rápidas de anticuerpos, las han aceptado pero sin dejar de señalar que estas otras deberían haberse hecho desde hace tiempo.

Es decir que todo lo que se haga, se opine o proponga podrá y será usado en contra de quienes llevan a cabo la estrategia gubernamental contra la epidemia de Covid-19 en México. Parece que no aceptar buenas decisiones, aunque beneficien a toda la población, es el sello distintivo de muchos opositores, que podrían tener otras razones para atacar al

Gobierno de México.
La prueba de los anti

Primero se planteó que el número de contagios y fallecimientos por Covid-19 tenía un subregistro, porque muchas personas —se decía— no eran diagnosticadas o se ocultaban los datos epidemiológicos, aunque después se confirmó que en ningún país se tiene el registro exacto de casos y fallecimientos; además no se hacía el número suficiente de pruebas como lo hacían los europeos.

Cuando se dio a conocer el exceso de mortalidad, que todos pueden consultar en la página de coronavirus del Gobierno, se refirió que no estaban en el mismo tablero que las defunciones por Covid-19 y se ocultaba información de algunos estados. Aunque en otros sexenios no había esos datos a la vista.

Cuando la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó el uso de pruebas rápidas de anticuerpos (sustancias que produce el organismo para defenderse de microorganismos y cuerpos extraños, como espinas), pero la SSA se rehusó a utilizar como prueba diagnóstica, esa fue la “prueba” de la supuesta ineficiencia de los epidemiólogos, en particular del doctor Hugo López Gatell, aunque se haya explicado que no podía usarse como prueba diagnóstica, aunque la FDA (Administración de Alimentos y

Medicamentos de los Estados Unidos) no la autorizó con ese fin, incluso los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos) “actualmente no recomiendan el uso de pruebas de anticuerpos como única base para el diagnóstico de la infección aguda”.

Los beneficios de la prueba de antígenos
La razón principal de la negativa de la SSA fue que los anticuerpos pueden tardar hasta diez días en desarrollarse después de la infección, frecuentemente permanecen en la sangre durante semanas después de la recuperación, así que tampoco se puede saber hace cuánto tiempo se contagió el paciente; además su especificidad es muy baja, lo que significa que puede haber tanto falsos positivos como falsos negativos, por esta razón no se recomienda para la vigilancia epidemiológica ni para el diagnóstico del paciente.

A pesar de estas desventajas, se continúa exigiendo que se hagan pruebas rápidas de anticuerpos, supuestamente para poder llevar un mejor control de la propagación epidémica, pero lo único que se podría saber es qué porcentaje de los pacientes a quienes se les practicó resultaron positivos, no necesariamente infectados, lo cual es irrelevante para la vigilancia epidemiológica, ni estadísticamente podría servir ya que debería hacerse la prueba a toda la población y tratar de descartar los falsos positivos y negativos.

En cambio, los antígenos del SARS-Cov-2 se pueden detectar con las pruebas rápidas —más económicas— dentro de los primeros días de la infección, cuando la carga viral es más alta, lo que sí podría servir para aislar a los pacientes, evitar una mayor propagación y comenzar el tratamiento de inmediato, según refiere en un comunicado la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En su comunicado, la OPS destaca: “Las nuevas pruebas rápidas de antígenos son mucho más precisas y determinan si alguien está infectado en la actualidad, una gran diferencia con las anteriores pruebas rápidas de anticuerpos, que pueden mostrar cuándo alguien ha tenido Covid-19, pero a menudo dan un resultado negativo durante las primeras etapas de la infección”.

Por lo tanto, la implantación en México de estas pruebas rápidas de antígenos efectivamente servirá para tener un mejor control epidemiológico de Covid-19, a un menor costo y mayor precisión. Claro que la mejor es la prueba de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), la cual está autorizada por la SSA casi desde el inicio de la epidemia, pero es más tardada.

@RenAnaya2
f/René Anaya Periodista Científico
*Publicado en la revista Siempre!