Los celos pueden terminar con una relación y también desgastar física y mentalmente a ambos integrantes de la pareja.

Casi todos sentimos celos en algún momento de la vida, sobre todo ante la posibilidad real o imaginaria de que la pareja acceda a involucrarse con otra persona, aunque es importante recordar que la fidelidad es una decisión: cuando acuerdas estar únicamente con tu pareja cierras la puerta a toda posibilidad amorosa con alguien más, de hecho, cuando no es así sin aclaración previa, se tiende a señalar al “rival” como culpable del engaño; sin embargo, la verdad es que nadie obliga a nadie a iniciar una relación cuando ya tiene una. Si tu pareja voluntariamente decide engañarte o terminar la relación contigo para iniciar otra, no eres tú quien puede impedirlo y, por supuesto, tampoco tienes la culpa.

Cumplir los acuerdos en pareja es responsabilidad de cada uno, engancharse en los celos es diferente a experimentarlos esporádicamente.

Las personas celosas sufren demasiado y cuando no tienen razón para estar celosas también lastiman a su pareja. Por tanto, quien continuamente sufre de celos requiere descubrir de dónde provienen y aprender a frenarlos.

Quizá tus celos provienen de:
1) Heridas de tu infancia: abandono o indiferencia, que ocasionaron falta de autoconfianza y seguridad en tus relaciones.

2) La evaluación que haces de ti mismo y cuánto te valoras: una autoestima frágil puede llevarte a pensar que cualquier persona puede ser mejor opción para tu pareja.

3) Porque ya hay antecedentes de infidelidad en su relación: a veces, no es la infidelidad como tal la que destruye la relación sino las fracturas y facturas que quedan a causa de esta.

4) Como parte de un trastorno de celotipia (lo cual amerita atención médica).

El celoso incansablemente está buscando razones para argumentar su desconfianza, incluso, para algunos llegar a descubrir que sus suposiciones son reales les haría justificar ante su pareja su conducta hiper vigilante, paranoica y obsesiva.

En ocasiones, no hay motivos reales para sentirlos, pero tiene que ver con creencias que se han establecido a través de la historia personal.

Ante los celos es indispensable el sentido de realidad: para distinguir entre lo que está pasando y lo que se imagina, si hay motivos reales o son suposiciones, y muy importante: cuestionarse los motivos para desconfiar, ¿realmente dudas de tu pareja o dudas de ti? Y si no confías, renunciar a vivir el tormentoso mundo de los celos, considerando que no puedes controlar a tu pareja e intentar hacerlo es completamente desgastante, te roba estabilidad emocional y va en contra de la libertad del otro.

Si los celos están en la fantasía, la desconfianza tiene el mismo efecto que si fuera real: acusar sin fundamento o dudar permanentemente afecta la dinámica de la relación.

¿Qué hacer para terminar con tus celos?

Date cuenta del infierno que genera sentir celos todo el tiempo. Expresa lo que sientes, antes de caer en acusaciones abre el tema en forma respetuosa con tu pareja y también date cuenta de lo que te estás haciendo a ti misma.

Aún en el caso de que el engaño sea cierto, para no sufrir de más, lo primero es comprender que lo que el otro hace no tiene que ver con tu valía personal y que depende de ti el no hacerte daño al permanecer en donde no experimentas tranquilidad y confianza.

Terapia individual o de pareja, algunas veces la pareja no quiere acudir a terapia, entonces puedes hacerlo tú, no para que el otro cambie a distancia, sino para que modifiques lo que sea necesario en ti y desde ahí tomes la decisión que más te convenga.

Mejorar su autoconcepto y autoestima: con o sin pareja hay que saberse querible, elegible, y no mendigar atención ni amor en tus relaciones.

Dar a cada quien la responsabilidad de sus acciones: tu pareja es un adulto, recuerda esto, cada quien decide lo que quiere hacer y con quien quiere estar.

Y si a pesar de todo ya no puedes confiar en tu pareja sería preferible pensar en terminar la relación antes de que la situación se torne en guerra todo el tiempo.

Tu pareja puede no ser responsable de tus celos y a pesar de esto estar dispuesto a apoyarte, pero, no cargues demasiado en él o ella lo que necesitas solucionar en ti.

Si tu pareja no está dispuesto a apoyarte, aún teniendo motivos para desconfiar de su fidelidad, entonces, te toca decidir: ¿puedes y quieres mantener la relación?

Hacerte cargo de las heridas emocionales que te provocan celos va a ayudarte mucho, e igualmente comprender que tener confianza hacia tu pareja genera equilibrio en tu vida, y que cuando deja de ser así, muchas veces es preferible, marcharse.

Quién quiere estar, está, quien decide engañar lo va a hacer pase lo que pase.

Así que devuélvele a tu pareja la libertad de elegir su conducta y recupera tu paz mental y tu equilibrio emocional.

Si alguien no desea estar contigo es preferible que no esté… Y para no seguir lastimándote con celos, quiérete más y no estés donde no te sientes suficientemente querido… ¿Lo pensé o lo dije?

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