Por Arturo Gil Borja

Agradezco la invitación del Periódico Síntesis, para compartir con sus lectores, a partir de esta fecha, la columna de mi autoría, esperando sea de su agrado y se comprenda que la misma invita al análisis y al debate respetuoso.

Quienes estamos entrados en años, recordamos las pláticas de nuestros padres y abuelos, en las que, al referirse a algún objeto con defectos o una persona sin principios, se le citaba como un sujeto de cuarta.

Atónito ha quedado el mundo al ver que algunos líderes, en pleno siglo XXI, viven de discursos llenos de demagogia y divisionismo.

En el presente artículo me permitiré describir las características del sujeto al que me refiero, esperando que, de manera rápida, atines quien es este seudo dictador.

Su campaña fue muy inteligente, pues a decir de los expertos en redes, generó un equipo muy importante de bots (perfiles falsos en redes sociales), para atacar a sus adversarios en la contienda electoral.

Su discurso se basó en el odio, en las diferencias sociales y económicas, llamando ladrones a quienes ocupaban el gobierno anterior y generando gran simpatía con la gente más nacionalista.

Ganó y sin dejar duda alguna, inició su administración con discursos que señalaban a todo aquél que no coincidiera con sus ideales, acusando a un sector de la prensa de recibir dinero de fuertes grupos políticos y empresariales para censurarle, cuando en realidad estaba censurando a los demás.

Se auto ungió como la única oferta política válida, denostando a sus contrincantes y logró generar un divisionismo nunca antes visto en su nación, y hoy resulta sorprendente ver como diversos analistas y medios de comunicación, se rasgan las vestiduras, unos por atacarle y otros por defenderle.

El gran teatro armado por él, se cayó con la llegada de la pandemia, misma que al principio ignoró, para después despreciar y pedirle a la gente saliera a la calle; nunca usaba cubre bocas en sus eventos públicos y menos preciaba y se burlaba de los consejos de los expertos médicos, al final las muertes rebasaron por mucho las estimaciones que su gobierno realizó.

Seguramente ya adivinaste a quien me refiero, y si no, te comparto que es de Donald Trump de quien habló, quien llegó con una estrategia inteligente a gobernar el país más importante del mundo, pero su soberbia lo cegó y apenas hace unos días intentó generar un auto golpe de estado.

Perdidas sus esperanzas para retener el poder, y lejos de entender que su gran popularidad se hizo trizas por el odio y divisionismo que generó, hoy habla de fraudes y de autoridades electorales incompetentes; lo que no solo genera una crisis social y política en su nación, sino que también pone en riesgo la estabilidad económica del mundo.

Mal ejemplo para todos los gobernantes de este continente, pero muy a tiempo paras evitar que estas conductas se repitan.

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja
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