“El éxito no llega por casualidad. Es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, sacrificio y, sobre todo, amor por lo que haces” Pelé.

En el siglo XVIII, en una gran isla nombrada Gran Bretaña ubicada al norte de Europa, tuvo lugar un cambio fundamental, dentro de una sociedad que había conservado un modelo de vida que le duró alrededor de 3 mil años: la agricultura, la artesanía y de ello el pago de impuestos al rey. Así, con estos antecedentes, en ese año inició la nombrada Revolución Industrial, que tuvo u periodo de 1760 a 1840.

Tres cuartas partes de la población subsistía de esta manera. La gran mayoría se basaba en el autoconsumo y no existía una amplia comercialización de sus productos. Las ciudades eran pequeñas, pocas y su desarrollo también. El estilo de gobierno eran las monarquías absolutistas, esto significó que el Monarca, es decir, el rey, era dueño de todo, hasta las personas eran de su propiedad.

A diferencia de las monarquías europeas, la de Gran Bretaña era considerada liberal y no absolutista y optó por separarse de las revoluciones europeas y así permanecer libre de guerras en su territorio, solo sostuvo fuera de su espacio, las que amenazaban su existencia.

Con la revolución industrial se cambiaron en pocos años, las estructuras de la sociedad. Los cambios fueron tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los tecnológicos incluyeron el uso de materiales novedosos como el acero, la aplicación de fuentes energéticas como el carbón y máquinas que fortalecieron la producción como la máquina de vapor, que se reconoce como el motor inicial de la revolución industrial.

Aunado a ello, se optó por una moneda estable y un sistema bancario bien organizado, fundando el Banco de Inglaterra en el año de 1694.

Los primeros hechos en la industria o empresa, en esta revolución se identifican con la invención de las máquinas de hilar y tejer, que daban una mayor producción con menos personal y mayor aprovechamiento de insumos. Esto se logró con el uso de técnicas y la especialización de mano de obra. El abasto de materias primas y el transporte de mercancías y personas se hizo mediante la implementación de trenes y barcos, lo que originó el surgimiento de otras actividades, por lo que se incrementa la presencia de la industria y el comercio.

En el campo de la cultura, se inscribe un notorio aumento de los conocimientos en todas las áreas de las ciencias, como las científicas, las técnicas y sanitarias.

Los cambios sociales observados se dieron a partir del crecimiento de las ciudades, que fomentaron sus espacios para la instalación de la industria, asi, se da el éxodo en las zonas rurales, y el consecuente aumento demográfico.

En el aspecto de la sanidad, hubo destacados avances, como el acceso a una mejor alimentación y la presencia de las vacunas. La primera vacuna tuvo lugar en el año de 1796, creada por el médico inglés Edward Jenner y fue contra la viruela. De esta forma en poco tiempo se duplicó la población europea, que en el año de 1800 fue de 203 millones de personas y una población mundial de 890 millones.

Este proceso tuvo la creación de dos grupos sociales, contrapuestos por su origen. La burguesía, poseedores del poder económico (industriales, banqueros, comerciantes de productos industriales, etc.). y la otra parte, la población rural, que emigró desde el campo para integrarse a las actividades industriales instalándose en caseríos cercanos a las industrias.

Ante la presencia de tantas personas, la explotación de la mano de obra no se hizo esperar: áreas de trabajo con humedad, sin ventilación, sin protección para sus labores, jornadas en promedio de 12 horas al día siete días a la semana. La sobrepoblación generó la fácil propagación de epidemias, en consecuencia, esta población se organiza en la defensa de sus intereses y entra en escena los movimientos obreros en protesta.

Si bien esto tuvo su origen en Gran Bretaña, sucedió en toda Europa. Las consecuencias de la revolución industrial generaron importantes cambios sociales creando un nuevo modelo de vida, que a su vez desarrolla la industria, la minería, incrementa la productividad, el crecimiento demográfico de las ciudades, el comercio nacional e internacional y la esperanza de vida.

Fuera de Europa, los Estados Unidos se integran a la revolución industrial al finalizar su guerra civil, que fue el 9 de mayo de 1865. En México, para el año de 1863, finalizamos el episodio social por conducto de las Leyes de Reforma. Estábamos muy lejos de participar en este proceso.

La reflexión en esta ocasión es que todo cambia, en particular después de eventos de gran magnitud. La historia nos lo demuestra.
Nos leemos en la próxima.
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