Lorena Patchen

Lo primero que hay que considerar para hablar de cercanía emocional es que los seres humanos somos seres emocionales, que requerimos mantener vínculos en los que expresemos y experimentemos cercanía física y emocional con otros.

En lo físico necesitamos el contacto, manifestaciones de cariño a través del cuerpo, el interés o la atención, incluso con la presencia.

En lo emocional se refiere a sentirse cercano, coincidir y encontrarse en un lugar seguro en el cual sea posible manifestar confianza, respeto, intimidad, cariño, ternura… etc.

Definimos por cercano emocionalmente a nosotros lo que nos importa, para bien o para mal, lo que nos toca porque el otro es significativo, porque hay un vínculo entre nosotros. Entonces, hay cercanía emocional cuando lo que le sucede al otro es importante para mí, y por supuesto, lo ideal (y conveniente) es que esto sea recíproco.

En una relación de calidad, ya sea de pareja, entre familiares o amigos, es deseable que haya intimidad emocional, que sea posible experimentar la confianza suficiente para sentirse seguro de ser quien se es y mostrar los propios sentimientos sin temor o vergüenza.

Lo que genera en gran parte esta cercanía es la frecuencia con la que se interactúa, pero es aún más determinante la dinámica de la relación, porque es posible estar juntos físicamente demasiado tiempo sin que haya cercanía emocional.

Por esto, es importante estar atentos y procurar que en las relaciones más significativas se fomente y se cuide esta conexión emocional.

Algunas estrategias para fortalecer la cercanía emocional:
Disminuir la incertidumbre, es decir; saber que se puede confiar en el otro y ser confiable.

Comunicación efectiva:
Hablar de sentimientos, deseos, necesidades. Hablar de lo que se habla: aclarar malos entendidos, preguntar, explicar lo que se piensa y se siente, estar abiertos al diálogo.

Validar las emociones propias y ajenas:
Una vez más nos referimos a ser empáticos, interesarse en comprender o respetar lo que la otra persona está sintiendo.

Mantener el respeto y las buenas maneras de relacionarse aún en situaciones de conflicto o enojo.

Disponibilidad y tiempo para la relación, incluir en este tiempo actividades que sean agradables o relajantes para todos los que participen en ellas.

Reconocer que la intimidad emocional no te hace vulnerable.
No va a pasarte nada que no puedas elaborar al confiar o amar, si las circunstancias cambian tendrás los recursos para reponerte, la cercanía emocional no hace vulnerables la relaciones la ausencia de esta sí.

Practicar la inteligencia emocional, saber cómo gestionar y expresar las emociones en forma adecuada.

¿Cómo ser cercanos?
Mostrar interés genuino.
Brindar aceptación incondicional en tanto no te dañe.
Guiarse por la responsabilidad afectiva: cuidar las emociones propias y de terceros.
Estar, la presencia, incluso en ocasiones, más emocional que física.

Es el contacto y el compartir la emocionalidad lo que nos hace sentirnos vivos y mantener vínculos de calidad.

¿Quieres a alguien?
Exprésale atención, demuestra lo que sientes.

La cercanía emocional se desgasta o se termina con la sumisión o la indiferencia, la clave es encontrar el equilibrio, hasta donde sea sano para ti y para las personas con quienes tienes un vínculo emocional.

Regularmente no es difícil ser y sentirse cercano a las personas que se quieren, si te es complicado hacerlo, si desconfías, sientes miedo de ser herido emocionalmente o tu falta de vinculación genera conflicto en tus relaciones sería importante que iniciaras un proceso psicoterapéutico, que aprendieras a relacionarte sin miedo, con seguridad, reconociendo que no todas las relaciones son para siempre, pero que depende mucho de las personas que las integran que los vínculos sean sanos y realmente cercanos… ¿Lo pensé o lo dije?
Un abrazo
@Lorepatchen
Psicoterapia en línea
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