Por: Gleydi Ortiz

¿Existe un más allá, un paraíso o un infierno? Nadie sabe aún con exactitud qué sucede después de la muerte, pero si lo vemos con perspectiva científica sucede lo siguiente: mientras estamos vivos residen en nosotros millones de microrganismos y mientras respiramos estos seres microscópicos se mantienen con vida, pero cuando dejamos de oxigenar nuestro cuerpo las bacterias continúan vivas por lo que empiezan a liberar gases que se van acumulando dentro del cuerpo hasta hincharlo y deformarlo.
Como ya no existe forma de expulsar lo acumulado se empieza a generar un olor fétido: “aroma a cadáver”; enseguida llegan moscas carroñeras, ponen sus huevecillos dentro del cuerpo fallecido, nacen larvas que empiezan a comer los tejidos y órganos, esto atrae a otras especies necrófagas que se dan un festín con la materia muerta y si las condiciones son óptimas, quedan sólo los huesos en dos o tres semanas.
Ahora bien, desde la perspectiva espiritual – energética, se contempla lo siguiente: desde antes de nuestra concepción somos energía, lo que nos permite interactuar o conectar emocionalmente con otros seres en este plano terrenal. Al momento que nuestro cuerpo muere, nosotros nos envolvemos en una inmensa túnica de luz que vibra de la misma manera que el universo, por lo tanto se crea una sensación de paz, y libertad inmensa ya que “el espíritu permanece por siempre inmutable, sin nacimiento ni muerte “ (Bhagavad gita), éste se desprende del organismo y todo conflicto deja de existir, esto incluye enfermedades, emociones, preocupaciones, etc. Sólo queda un descanso descomunal.
Quizá se lea muy frio cómo nuestros cuerpos se desintegraran o muy esperanzador como nuestras almas vuelven a ser 100% energía y dejamos de sentir sensaciones contrarias a la felicidad, pero en ambos matices no requerimos nuestros órganos, piel y huesos. ¿Y entonces por qué no regalar vida?
En México, aguardan 17 mil 383 personas para obtener un órgano y 17 personas mueren al día en espera de uno; también existe una minoría de personas que donan sus órganos después de morir, quizá por desconocimiento sobre el tema o por cierto tipo de creencias, es real que transformar ciertos aspectos que fundamentan nuestra fe es complejo, pero qué sucedería si un ser amado necesita ese órgano para continuar con vida, ¿serias capaz de modificar tu ideología?
Con intención de que consideres la oportunidad de ser un héroe sin capa después de la muerte comparto el procedimiento y lo mejor de todo, es completamente gratuito:
1.- Registrarse en la página (http://www.cenatra.gob.mx/dv/index.php)
2.- Imprimir la tarjeta que se expide.
3.- Firmar y solicitar a dos testigos que hagan lo mismo.
4.- Entregarla a un ser querido a quien confíes y estés seguro que hará tu voluntad.
Sólo cuatro pasos y 15 minutos de tu tiempo para que seas un héroe posteriormente a la muerte.
Después de la muerte hay vida y tú puedes generarla.
Abrazos al alma.
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