De las violencias machistas que se han registrado en las últimas semanas, yo no sé cuáles son peores las de México o las de España. Parece competencia de crueldad entre los machos colonizadores y los machos colonizados. ¿Quién alimenta a quién?, ¿quién le copia a quién?

No estoy diciendo que antes de la llegada de los que arrasaron estas tierras que hoy se conocen como las Américas no hubiera machismo, pero no cabe duda que vinieron a dar clases de lo que podía ser peor, la conquista en sí, es un claro ejemplo del machismo más cerril y primitivo.

Y seguimos arrastrando eso hasta la fecha.

Entre 11 y 12 feminicidios diarios en México, un feminicida que en los últimos 20 años ha matado a 30 mujeres y se las ha devorado y nadie se da cuenta. En España un hombre qué para fregarse a su esposa, mata a sus dos pequeñas hijas y las condena a lo más profundo del mar para que no quede ni rastro de ellas.

Esto último nos suena conocido por acá, ese fue el objetivo de los conquistadores al construir ciudades e iglesias sobre los mejores lugares del mundo prehispánico, borrar todo rastro de la civilización que hubo aquí, hemos tenido que cavar para encontrar nuestras raíces, seguimos cavando, tanto como allá siguen buscando en las profundidades del mar.

¡Eso sí! Juezas y jueces son igualitos allá que acá, hacen todo para perpetuar el sistema de dominación y de control sobre las mujeres. Por ejemplo, la situación de Brenda Aguirre en Cancún cuyo marido secuestró a sus hijos, pero una juez determina que ella es culpable. El caso de Juana Rivas allá, que trata de rescatar a sus hijos del padre abusador y la acusan a ella. ¡El mundo al revés!

Cuando veo esto no me queda más que reflexionar ¿de qué civilización estamos hablando?, cuando lo que nos hermana en lo cotidiano son los casos más execrables de machismo.

Octavio Paz escribió: “Es imposible no advertir la semejanza que guarda la figura del “macho” con la del conquistador español. Ése es el modelo -más mítico que real- que rige las representaciones que el pueblo mexicano se ha hecho de los poderosos: caciques, señores feudales, hacendados, políticos, generales, capitanes de industria. Todos ellos son “machos”, “chingones”.

Mientras allá y acá continúe imperando en el imaginario colectivo que el macho chingón es el que más crueldades comete contra las mujeres, niñas y niñas, acá y allá seguiremos en este viaje sin retorno que es la violencia de género.

Cuando los de allá vinieron acá, nos tacharon de “salvajes”. Ahora yo me pregunto ¿salvajes quiénes?

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