Alba Luisa Jiménez del Ángel, es una joven mujer de 34 años, quien actualmente está a cargo del refugio de animales “La Jauría de Balú”, sitio que mantiene en resguardo a 47 perros y gatos, pero que sufre a diario pues un bulto de alimento no alcanza para dar de comer a todos, así lo indicó la rescatista.

“Yo inicié en esto desde muy pequeña, pero en un principio pensaba que no existía la crueldad animal, hasta que un día vi cómo atropellaron a cachorrito y desde ahí supe que como ocurrió con él, todos los animales en situación de calle corrían ese peligro”, comentó Luisa.

Respecto al refugio, la activista señaló, “La Jauría de Balú surge a partir de que yo vi un grupo de 30 perros en un lote baldío, cerca de Plaza Bella en Pachuca. Esta familia de canes se cruzaban entre ellos y era un descontrol total”.

Por ello, se dio a la tarea, junto con otra chica, de atender esta jauría: “empezamos la tarea de esterilizarlos, fueron dos años, de forma diaria, de tratar de agarrarlos, hasta que logramos esterilizar a todas las hembras. Ahora de esos 30 perros sólo quedan tres,  siete se dieron en adopción responsable y algunos murieron de ancianos”, explicó.

“El descubrimiento de la jauría ocurrió en el 2012 y como tal el proyecto del refugio derivó en otro denominado ‘Perro Comunitario’, en donde invitamos a los vecinos de la zona a cuidar de ellos”, señaló Luisa Jiménez.

Entre los diferentes objetivos del refugio de animales, dijo la activista, se basan en rescatar y visibilizar a los perros que se encuentran en situación de calle, además de dignificar a quienes también presentan dicha condición.

“La Jauría de Balú está 100 por ciento comprometida con la dignificación de los animales, siendo yo la única persona representante de este. Todas las personas que llegan, se unen como voluntarios, pero soy yo la que realiza todas las actividades”, explicó Jiménez del Ángel.

Además, expuso que uno de sus trabajos por medio del refugio, también es buscar la participación de las autoridades en la dignificación de los animales que se encuentran en la calle y mostrar a la población que el maltrato animal es una constante, que si no encuentra algo con lo que choque, sigue y sigue.

Para mantener al flote a la Jauría, Luisa Jiménez detalló que la mayor parte del sostén de este son las donaciones y el dinero que obtiene por parte de su trabajo, pues además de ser docente es muralista también, así como por medio de la realización de ventas con causa los fines de semana.

“El rescate de los animales no corresponde a un sólo sector social, nos corresponde a todos”, expresó la joven rescatista, quien además pidió apoyo a la población para donar croquetas, pues el alimento siempre es lo que hace falta en el refugio.