Botella al Mar

Martha Canseco González

Les platico que llevo varias semanas capacitando a grupos de maestras y maestros de educación media superior en Educación Integral en Sexualidad, (EIS). Qué interesante es poder platicar con aquellas personas que todos los días conviven con las y los adolescentes, por ellas y ellos puedo darme cuenta lo que vive cotidianamente la juventud mexicana, porque no creo que las y los jóvenes de Hidalgo sean diferentes a los del resto del país.

¿Son capaces las y los maestros de, antes de entrar al salón de clases, dejar colgadas afuera, sus creencias limitantes, religiosas y de género? Algunas contestaron que sí, por cierto, las más jóvenes. La mayoría no respondió.

La cosa es qué en temas como violencia, mitos del amor romántico, ILE, responsabilidad afectiva y diversidad, las y los percibo dudosos. Es lógico, la escuela, sobre todo de este nivel, es una de las piedras de toque del sistema patriarcal para imponer su conservadurismo a quienes están apenas terminando de construir su idea de lo que es la feminidad y lo que es la masculinidad.

Por eso precisamente es tan importante abrirles el panorama a aquellas y aquellos que tienen contacto cotidiano con el estudiantado. Por eso es fundamental que el magisterio se capacite y pueda educar en sexualidad desde un punto de vista integral.

Durante las conversaciones alguien habló de la virginidad como un valor de las muchachas cuando es un concepto decimonónico para controlar la sexualidad femenina, se reiteraron mitos del amor romántico como por ejemplo aspirar a que la primera relación sexual sea “inolvidable” cuando las y los jóvenes con una revolución hormonal en sus cuerpos aún no terminan de conocer y sobre todo cuando a ellos se les alienta a hacerlo y a ellas se les prohíbe.

Se argumentó que la legalización del aborto traería más embarazos adolescentes, cuando las cifras, por ejemplo, en la Ciudad de México donde la ILE ya tiene varios años no registran incremento. Otra persona más no tuvo las herramientas suficientes para identificar que una de sus alumnas había sido víctima de abuso sexual, cuando la joven le platicó que estaba muy triste porque su novio ya no le hacía caso, luego de que tuvieran una relación coital que ella no quería.

Uno de los mayores problemas de la violencia de género, es que no se reconoce.

Pero también, estas mismas maestras y maestros, sin tener las herramientas ni la información suficientes, han resuelto casos de sus alumnas y alumnos, aplicando tan solo el sentido común, como por ejemplo crear espacios neutrales donde madres, padres, hijas e hijos puedan hablar y comunicarse.

Enfrentado incluso casos de emergencias médicas en sus instalaciones que significaron la diferencia entre la vida y la muerte de alguna o alguno de ellos. Por eso me parece fantástico que ahora, a iniciativa del sector salud, se estén capacitando en EIS.

No me cabe la menor duda, es más urgente que nunca que se estreche aún más la alianza que hay entre estos dos sectores, el educativo y el de salud para beneficio de la juventud mexicana. Que las y los maestros sean los garantes de los derechos sexuales y reproductivos de su alumnado siempre contando con el apoyo de los Servicios Amigables de Salud.

botellalmar2017@gmail.com