Cimac
Lucía Lagunes Huerta
En este sexenio se ha repetido una y otra vez que como nunca en la historia se ha invertido en los programas a favor de los Derechos Humanos de las mujeres, y para demostrarlo recurren al incremento que registra el Anexo 13, creado para la igualdad de las mujeres.
En número absolutos, efectivamente, hay un incremento de recursos. Sin embargo, si se desmenuzan los programas que se han incluido en dicho apartado, veremos que no van dirigidos a mejorar la vida de mujeres y niñas.
Es decir, lo que tenemos son verdades a medias. Ciertamente, hay un incremento de los recursos depositados en dicho apartado presupuestal, pero de cada 10 pesos que ahí se colocan 7 se van a otros programas que no son sustantivos para el adelanto de las mujeres.
Desde los años 90 se ha insistido en que la voluntad política y el compromiso a favor de los derechos de las mujeres pasa por la asignación del presupuesto, el cual tiene que ser transparente y monitoreado por la ciudadanía para evaluar sus resultados. Con ese objetivo se transitó de los presupuestos etiquetados al Anexo 13.
Cuando estamos en momentos excepcionales como la pandemia por COVID-19, que acrecentó las desigualdades para mujeres y niñas, lo que se juega en la definición presupuestal es cómo redoblar esfuerzos para recuperar lo perdido y para seguir avanzando
Por ello no se puede simular que se invierte a favor de las mujeres y no hacerlo.
Desde 2019 los recursos que se destinan al Anexo 13 han tenido un incremento significativo, sin embargo, este aumento no está destinado necesariamente a los programas a favor de la igualdad de niñas y mujeres, como fue su objetivo desde 2008, año en el que se creó.
En el Anexo se han colocado, indebidamente, los programas sociales insignes del actual Gobierno federal, los cuales ocupan la mayor proporción de los recursos destinados en ese rubro; mientras que los verdaderos programas para la construcción de igualdad, los que sobreviven, están relegados.
Del análisis hecho por las legisladoras en años pasados, se encuentra que 60 por ciento del presupuesto destinado a este Anexo se van a los programas del Bienestar, principalmente en pensiones para adultos mayores, y que este tipo de programas debe estar en este apartado sólo por tener beneficiarias.
Por ello, en la actual discusión presupuestal, la legisladora Mirza Flores, de Movimiento Ciudadano, califica como simulación el incremento en este apartado y apunta a la definición de los programas que deben estar en él y a partir de qué criterios.
Por ejemplo, en 2019 el anexo 13 pasó de representar 0.91 por ciento a 1.11 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación. El incremento no necesariamente se destinó para programas que erradiquen la discriminación y desigualdad, no. El aumento se encaminó a los programas del Bienestar que ocuparon 6 de cada 10 pesos otorgados para la igualdad entre mujeres y hombres.
El presupuesto que se proyecta para el año 2022 duplica los recursos que fueron destinados en este 2021, al pasar de 128 mil 353 millones de pesos a 232 mil 384 millones de pesos, decirlo así simula que se invierte mucho a favor de la igualdad de las mujeres.
Sin embargo, nuevamente, la mayoría se va a Bienestar y a programas como Adquisición de Leche nacional, Precios de garantía alimentarios básicos, Fertilizantes, Vacunación, Supervisión de actividades nucleares y radiológicas, Regulación de permisos de electricidad y de hidrocarburos, entre otros ¿Esto qué tiene que ver con la igualdad?
Otro ejemplo de la simulación y el maltrato para las mujeres y niñas de este país, es que mientras la Becas de educación básica tienen un incremento de 200 por ciento, el programa para prevención de la violencia contra mujeres y niñas tiene apenas un incremento de 3 por ciento. Esa es la prioridad que se le da a la vida de las mujeres.
No es que todos esos programas no sean importantes, seguramente lo son, el centro es que no deben estar en el Anexo 13. Ahí la prioridad son los programas a favor de las mujeres y niñas.
Esa es la discusión nodal: garantizar que los programas que estén en el apartado para la igualdad sean realmente para ello y no una vía para disfrazar y simular acciones que no son reales y que engañan a la gente.
Ahora que han surgido legisladores, mujeres y hombres, tan “feministas”, veremos de qué están hechos para defender, en la materia que les toca, los derechos de las mujeres y garantizar un presupuesto que construya igualdad.