Las preguntas: ¿qué le vas a pedir a los Reyes Magos? y ¿qué te trajeron los Reyes? fueron de las más escuchadas el pasado 6 de enero, una fecha muy tradicional en nuestro México.
Sin duda, los niños esperan esta fecha con gran emoción y ansiedad. Anhelan recibir el juguete tan soñado a cambio de la promesa de portarse bien, estudiar más y muchas promesas más.
Bueno, pues hoy les quiero platicar una historia de lo cotidiano que únicamente pretende reseñar lo que sucede todos los días en la Clínica del ISSSTE en Pachuca.
Después de vencer y superar el embate del Covid en diciembre de 2020, la doctora de Medicina Interna me dio una lista de medicamentos que debo tomar para ir recuperándome un poco de las secuelas que deja el maldito bicho; me dijo que la referencia me serviría por un año para la recepción de medicinas.
Y así había sido hasta noviembre del año pasado. Iba temprano al área de Medicina Familiar, entregaba mi carnet y la referencia y, unas horas después pasaba por mis recetas, de ahí a la farmacia y listo.
El 6 de enero me levanto temprano, acudo a hacer el trámite y, ¡oh sorpresa!, me dice el guardia de la puerta de entrada – que comúnmente recibe los papeles, que necesitaba un sello de Vigencia de Derechos y la firma de la jefa de especialidades en la hoja de referencia.
Le dije que siempre había asistido a hacer el trámite y nunca me habían pedido tales requisitos, a lo que me respondió que “siempre ha sido así” – lo que es falso. Como ellos son los que disponen de ese poder, me dirigí a tramitar las nuevas exigencias.
Faltaban como 20 minutos para las 8 de la mañana. El guardia de la entrada principal, sobre el Boulevard Felipe Ángeles, me informa que debo esperar afuera, ya que Vigencia abre a las 8 de la mañana y la doctora de especialidades también llega a esa hora.
A esperar pacientemente. A las 7:59 me permitió el acceso. Un trabajador joven, haciendo su trabajo muy rápido, me atiende en Vigencia y me sella el documento en cuestión. Me dirijo a las oficinas de Especialidades a buscar a la doctora.
Una señorita muy atenta me atiende y me dice que la doctora llega a las 8:00; eran las 8:15. Que me avisa en cuanto llegue. Y así, dos o tres veces que me acerqué a preguntar, la respuesta era: espere unos 15 minutos más.
Mientras, observaba en los pasillos a algunos doctores o pasantes, no lo sé, pasar con la consabida Rosca de Reyes hacia algunas oficinas o consultorios. Como lo digo al inicio de esta columna, una tradición muy arraigada en nuestro país; lo malo es que lo hacen a la hora de atención a los numerosos pacientes que acudimos a solicitar un servicio.
A las 8:50 llegó la tan buscada doctora. De inmediato se acercaron a su escritorio varias señoritas, no sé si enfermeras, asistentes o cual sería su función para que les firmara documentos. Me acerqué a la ventanilla, me recibieron mi papel y en dos minutos fue firmado y entregado.
El ISSSTE tiene un servicio magnífico en los hospitales de tercer nivel, llámese “1 de octubre” o “20 de noviembre”, en la Ciudad de México; hasta parecen particulares. Por lo general, he recibido un buen servicio, aunque a veces un poco tardado, debido a la gran demanda, en la clínica de Pachuca.
Desafortunadamente, aún quedan algunos pocos servidores públicos que empañan la labor de esta gran institución. Ojalá que el nuevo Director General, Pedro Mario Zenteno Santaella exhorte al personal del ISSSTE a cumplir con sus responsabilidades de forma cabal.
No se trata de que trabajen más ni hagan favores especiales; solo que cumplan con la función y responsabilidad que cada uno tiene en su encargo en tiempo y forma. No se deja de reconocer su gran trabajo y responsabilidad en la pandemia, pero los derechohabientes nos merecemos un trato más digno.
Muchos de ustedes deben ser derechohabientes del IMSS o del ISSSTE. Cuéntenme cómo les va en sus visitas a estas instituciones. Los leo en el chat de Telegram.
¡Feliz Día de Reyes! ¡Salud, vida y paz para los lectores de Historias de lo Cotidiano!

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