Una frase habitual es que se debe de trabajar para alcanzar un modo de vida que huya de la pobreza y si bien no nos lleve a la riqueza, al menos nos permita ciertas comodidades. En los hechos desde hace varias décadas ha quedado claro que el trabajo requiere de “complementos”, el más señalado la educación, que ha venido a sofisticarse con el agregado de que debe de ser prácticamente permanente, es decir, la actualización. Ahora, además, hay que ponerle imaginación para pensar y aplicar modalidades que enfrenten una situación económica adversa a escala mundial, regional y nacional, que pinta ya a este año como de crecimiento mediocre.

Las señales de que ese duro adjetivo de “mediocre” no es exagerado están por todas partes. Hoy, además de la economía de Estados Unidos que sigue siendo importante para México, tenemos que voltear los ojos a China, cuyo crecimiento de dos dígitos tuvo que moderarse hace pocos años para evitar lo que expertos denominan “sobrecalentamiento”, pero que ahora tienen tasas modestas como el del último trimestre del año pasado, de 4.0 por ciento, nueve décimas menos que en el trimestre anterior.

Esas cifras trimestrales se parecen a las perspectivas que el Banco Mundial hizo en la segunda semana de este enero sobre la economía mundial, para la cual estimó un crecimiento en este 2022 de 4.1 por ciento, mejor que la proyección de 3.2 por ciento en 2023. Así, en realidad, parece que será un bienio y no solo 12 meses los de crecimiento mediocre.

Y si bien el crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo se espera un índice superior (4.6 por ciento este año y 4.4 el siguiente) se tratará de un retroceso, pues en 2021 el crecimiento fue de 6.3 por ciento.

A lo anterior debe de sumarse, entre otros factores, la inflación, un fenómeno presente en todo el mundo y no exclusivo de una sola economía. Para el mundo en desarrollo el crecimiento de precios es el más alto desde 2011, mientras que el mundo desarrollado no veía una inflación como la que ahora se ve desde 2008, es decir, una década y casi década y media, respectivamente.

Es un indicador interesante, porque retrata una realidad mundial, y además nos indica lo compenetrado a nivel económico que ya se encuentra nuestro planeta. Dicho de otra manera, podremos estar repudiando al neoliberalismo, pero la globalización está muy sana.
En ese marco a la gente común y corriente, a los trabajadores ¿qué les puede esperar? De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), poco, aunque claro, con sus asegunes.

El diagnóstico es de la OIT: “En Europa y América del Norte se observan los indicios de recuperación más alentadores, y el panorama más negativo corresponde a Asia Sudoriental y América Latina y el Caribe. A nivel nacional, la recuperación del mercado de trabajo más fuerte se observa en los países de ingreso alto, mientras que las economías de ingreso mediano-bajo son las que salen peor paradas.” Y a México se le ubica en el tercer grupo, no en el primero. Y dentro de los poco favorecidos también hay niveles, pues la situación peor será para mujeres y jóvenes. En realidad, nada nuevo.

Es ante esa situación que se requiere imaginación y creatividad, pero de la buena, no con trucos, por ejemplo “reducir” precios con envases con menos producto, y una vez hecha la proporción, aparece el incremento que se quería disfrazar.

Lo primero es revisar el trabajo en casa, a fin de generalizarlo con o sin pandemia, pues sin lugar a dudas los costos bajan. Naturalmente, en esa revisión está más que el costo de la electricidad o el internet, el de los equipos y su mantenimiento.

La línea del mantenimiento de equipos de cómputo puede abrir un importante nicho laboral, una vez que se determine quién y cómo será pagado, aunque podría enfrentar un obstáculo en el nuevo tratado trilateral comercial que habla de los derechos de propiedad intelectual y dificulta meterles mano.

En ese punto se encuentra también la expansión y mejora del servicio de internet, pues si bien puede decirse que pasó la prueba en 2020 y 2021, en realidad su calificación no fue de excelencia, como es lo que se necesita.

Y desde luego, se requiere una nueva modalidad de vida económica en donde pequeñas iniciativas de negocio de todo tipo, florezcan. El reto está ahí.
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