“La historia, siempre tiene una lección para el presente”.

El tema mundial de la semana ha sido, indudablemente, la guerra en Ucrania, que inició la República de Rusia. Era un hecho anunciado. Considera que Ucrania es Rusia. Inició reconociendo la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares del Donetsk y Luhansk, ambas áreas rebeldes de la región de Donbás en Ucrania. Por supuesto, con simpatía a Moscú, por lo que se enviaron tropas rusas a la región, en misión de pacificación.

El presidente ruso, Vladimir Putin, hace uso de su perfil profesional. Formado en la agencia KGB (Comité para la Seguridad del Estado), servicio secreto o servicio de inteligencia, toma sus decisiones bajo un plano estricto de frío análisis, valoración de riesgos, evidencias, recursos disponibles, alcances y demás, que, normalmente van de la vida de un agente secreto.

En el año de 2014, Rusia se apropió de la península de Crimea. Hubo protestas, desaprobación, pero en los hechos, las anunciadas sanciones a su país fueron magras por parte de los Estados Unidos y sus aliados.

Parte del antecedente de estos acontecimientos se ubican a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ideología comunista, se esparció en el mundo bajo la tutela de la entonces, Unión Soviética. Dichas acciones prendieron las alarmas y muchos países rechazaron la ideología, lo que originó a establecer una alianza militar firmada el 4 de abril de 1949, conocida como el Tratado de Washington, formalizando la creación de la OTAN, liderada por los Estados Unidos. En contraparte, la Unión Soviética, fundó el Pacto de Varsovia en 1955, con sus socios o aliados ideológicos. A partir de entonces inició la llamada “guerra fría”.

La reflexión para esta ocasión

Los Estados Unidos, desde el origen del comunismo, consideraron intolerante el establecimiento de regímenes comunistas en América Latina. El primer esfuerzo lo hizo, al tratar de impedir el desarrollo del gobierno alcanzado por Fidel Castro Ruz, en Cuba, tras el derrocamiento del dictatorial régimen de Fulgencio Batista, que tenía el respaldo de los Estados Unidos. Castro no perdía ocasión de expresar que su gobierno se declaraba abiertamente antiyanqui y antiimperialista.

Disidentes y contrarrevolucionarios cubanos, exiliados en Estados Unidos, trataron de derrocar al presiente, por usar un adjetivo amable, Castro Ruz, pero su incursión fue una total derrota, que acabaron por rendirse masivamente. No obstante, el gobierno cubano, percibía constantes agresiones y la posibilidad real de una invasión a gran escala, directa o patrocinada por los Estados Unidos.

Esto dio lugar a que los gobiernos soviético y cubano, acordaran secretamente, el establecimiento de cuarenta misiles en Cuba, y el arribo de 40 mil soldados soviéticos y más de 10 mil civiles, cuya función era el adiestramiento militar y asesoría técnica.

La “Crisis de los misiles” o la “Crisis de octubre” como se le conoce en Estados Unidos y en Cuba respectivamente, tuvo lugar entre el 14 y el 28 de octubre de 1962. Aviones de reconocimiento U-2 de la fuerza aérea estadounidense fotografiaron rampas de lanzamiento y misiles a medio instalar en Cuba con alcance de 3 mil kilómetros con gran poder de destrucción que tomó por sorpresa al gobierno de los Estados Unidos. Kennedy denunció la presencia de misiles y advirtió que todo ataque desde la isla sería respondido como si fuera un ataque soviético, y con el fin de impedir la entrada de más armamento se desplegó el bloqueo marítimo a Cuba a través del patrullaje de navíos estadounidenses al mismo tiempo que se exigía de manera enérgica el retiro de los misiles

(https://e1.portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad3/principales-conflictos-de-la-guerra-fria/crisis-de-los-misiles#:~:text=Los%20gobiernos%20sovi%C3%A9tico%20y%20cubano,militar%20y%20de%20asesor%C3%ADa%20t%C3%A9cnica.).

El lapso que duró esta crisis, fue el número de días enunciado en el título de la presente colaboración. Se atendió y resolvió por la vía diplomática, en la que, Robert Kennedy, hermano del presidente John Fitzgerald Kennedy, desarrolló un papel muy destacado, privilegiando la paz y la armonía entre las naciones.

La argumentación central del rechazo, al establecimiento de esas bases de lanzamiento de misiles, fue que los Estados Unidos, no aceptarían de ninguna manera, una permanente amenaza a su seguridad nacional.

Los datos históricos, nos dicen que, la injerencia de los Estados Unidos en América Latina, por razones económicas y políticas, en su mayoría, ha sido activa desde el siglo XIX, en promedio, de 1898 a 1994, ha intervenido con éxito para cambiar presidentes al menos 41 ocasiones que equivale en promedio 1 cada 28 meses, de acuerdo a la obra del Profesor John H. Coatsworth, publicado en la Revista Harvard Review of Latin America, titulado

“Intervenciones de Estados Unidos” (https://www.aa.com.tr/es/pol%C3%ADtica/el-papel-de-eeuu-en-los-cambios-de-r%C3%A9gimen-en-am%C3%A9rica-latina/1406081#:~:text=Otras%20intervenciones,1941%2C%201949%20y%201969).

En nuestro país, por ejemplo, Estados Unidos envió soldados para luchar contra los revolucionarios durante la Revolución Mexicana, incluidos Pancho Villa y Emiliano Zapata. Washington respaldó un golpe de estado contra el presidente Francisco Madero en 1913 para proteger sus relaciones con el dictador Porfirio Díaz, quien se había exiliado después de controlar el país por más de 30 años, y trajo al general Victoriano Huerta como jefe de estado.

Cuando Woodrow Wilson se hizo cargo de la Casa Blanca, se retiró el apoyo a Huerta y se implementó un embargo de armas. El 21 de abril de 1914, el puerto de Veracruz fue ocupado para evitar que Huerta despachara armas.

El 23 de noviembre, Venustiano Carranza reemplazó a Huerta.

Estados Unidos también realizó intervenciones en Bolivia (1944, 1963 y 1971), Brasil (1964), Chile (1973), Argentina (1976), Cuba (1934), El Salvador (1961 y 1979), Guatemala (1963, 1982 y 1983), Guyana (1953), Honduras (1963), México (1913) y Panamá (1941, 1949 y 1969).

De manera que, hoy Rusia, actúa de la forma en que lo hace, por considerar la misma razón enunciada por los norteamericanos: no permitir bajo ninguna forma, una amenaza permanente a su país y que Ucrania sea alineada a la OTAN, es decir de los USA, la convierte en enemigo de Rusia. Todo indica, que la diplomacia, en esta ocasión, tendrá que esperar para mejor momento, lo que significa muerte y destrucción.

Infantería significa niño, servidor, de acuerdo a su origen etimológico.

Que desgracia de la humanidad, enviar al frente de batalla a los jóvenes, a morir por una causa que no es suya, cuando lo más deseable es detener la guerra y propiciar la cultura de la civilidad, la que permite que los miembros de la sociedad puedan vivir en paz, sin conflictos, con respeto a las normas jurídicas y sin violencia, con el amor a nuestros seres queridos y el cariño a la tierra donde vivimos.
Por cierto.

De la columna de opinión del Lic. José Humberto Escorcia González, titulada el respeto, tomo las siguientes reflexiones.

Las leyes determinan nuestra conducta social al indicarnos nuestros derechos y nuestras obligaciones, lo que origina el respeto. Este, se demuestra en nuestro proceder, físico o verbal, y si lo hacemos más por conciencia, que, por obligación, actuamos por respeto y no por temor.

Entonces pregunto ¿Qué sale más de nuestra boca, ofensas o palabras de aliento? El respeto que sentimos hacia las personas o las instituciones, nos exhibe tal y como somos.

¿Por qué nuestro presidente solo interpreta su derecho a su libertad de expresión y se enfada cuando los demás hacen uso del mismo derecho a la libertad de expresión? Como es el caso de los reporteros e investigadores que participaron en la reseña del caso, de los supuestos bienes de su hijo.

Le envío mis saludos cordiales.
Galdino Rubio Bordes.
spgrb19@gmail.com