Los límites en las relaciones permiten que estas se conviertan en vínculos de calidad.

Un vínculo de calidad es aquel en el que predominan emociones satisfactorias y en el que cada uno de sus integrantes experimenta seguridad, estabilidad y confianza… En estos los conflictos se resuelven de manera pacífica y buscando que las soluciones beneficien a todos los que lo integran.

Deberíamos saber relacionarnos distinguiendo los límites de cada persona y por supuesto, en primer lugar conocer los propios, sin embargo, no en todos los casos de manera implícita se comprende cuáles son estos límites y si no se habla y se dejan claros es muy factible que se rebasen, ocasionando daños emocionales y por supuesto, el desgaste de la relación.

Todo tipo de relación que se desea sea exitosa debe tener límites en cuanto al respeto, la comunicación, en cómo se habla, cuánto se escucha, en el derecho a la reciprocidad para que las personas que son parte de esta se relacionen en armonía y cordialidad, por lo tanto, son indispensables en lo laboral, en la convivencia social, dentro de la familia y por supuesto, en el vínculo amoroso, pero también en la relación que tienes contigo mismo.

Donde no se reconocen las necesidades, los deseos y los derechos de alguien no es posible construir vínculos de calidad.

Cuando sólo una de las personas que integran un vínculo tiene derechos y la otra no, se construye una relación muy poco simétrica que deja desventaja necesariamente a alguno.

En las relaciones en las que se pierde el límite del respeto es muy fácil llegar a la violencia e inclusive normalizarla y considerar que el trato es adecuado cuando realmente no es así y afecta emocionalmente a sus integrantes.

Cuando se desea establecer límites a otra persona quien primero debe marcar sus límites es uno mismo, tenerlos claros, distinguirlos y expresarlos en forma asertiva, saber en qué se está dispuesto a negociar y qué es lo innegociable.

El respeto es uno de los límites que no debería de ser nunca negociable, cuando se pierde el respeto en una relación se rompen las barreras de cómo se habla, cómo se trata y cómo se mira en general a la otra persona.

¿Cuáles son algunos de estos límites?
El respeto
La autonomía
La dignidad
La integridad
La confianza
Derechos asertivos
Derecho a expresarse
Discutir en armonía.

Lo ideal es que los límites sean claros y permanentes y no estén sujetos a la emoción momentánea para que no sean transgredidos fácilmente o ignorados, sin embargo, cuando han sido rebasados aún sí se ha permitido, es posible cambiar de opinión y manifestarlo para construir o reconstruir, si es necesario, la dinámica que se ha establecido.

Un límite personal sumamente importante es el del amor propio, el de el autorrespeto, no deberías estar dispuesto a permitir que por ningún motivo alguien, ya sean tus hijos, tu pareja, tu jefe rebasen esos límites que te hacen perder la dignidad y lastiman profundamente tu autoestima.

La forma en la que nos comunicamos también requiere un límite, saber qué decir, cómo decirlo y en donde decirlo.

Entre padres e hijos no es difícil que lleguen a perderse los límites de la autoridad, no distinguir los roles o confundirlos, esta autoridad por supuesto, puede y debe ser ejercida con cordialidad pero sin perderlos de vista en ningún momento.

La asertividad es un ingrediente indispensable en el momento de delimitar que sí y que no está permitido en una relación, hay personas que creen que los límites se establecen a través de gritos, levantando la voz, de una forma inadecuada y no es así, los límites no tienen qué involucrarse con faltas de respeto ni es necesario afectar a otros, si tus limites afectan a otras personas entonces está rebasando los límites de esas personas.

Cuatro formas de establecer límites en tus relaciones son:

1) Reconocerlos: que tú seas la primera persona que los distingue y los respeta,
2) Manifestarlos: Expresar lo que para ti es importante, que se cumpla lo que necesitas y rechazar lo que te afecta.
3) No permitir que se rebasen y si ocurre aclararlo antes de que se repita.
4) Tener claro que harás si no se respetan tus límites: si alguien no valida tus límites, analizar si verdaderamente puedes relacionarte con esa persona, si quieres permanecer en un vínculo que no es conveniente para ti, porque si se transgreden tus límites significa que te está afectando de alguna manera.

En el caso de la pareja es relativamente más fácil porque sí no se dan las condiciones es posible terminar la relación, en cuanto a los padres de familia o en la familia no vas a terminar la relación como tal, no vas a dejar de ser el papá de, o el hijo de, pero si puedes tomar distancia emocional y no sentirte afectado por lo que otra persona no comprende o no está dispuesto a negociar, y renunciar a ponerte de blanco para seguir siendo afectado.

Cuando hay hijos adolescentes o pequeños es necesario enseñarles a distinguir esos límites y mantenerlos, que no seas tú quien lo rompe y que no seas tú quien los permite cuando se rebasan.

Si aprendemos a marcar las condiciones en las que estamos dispuestos a relacionarnos con nosotros y con los demás tenemos mayores posibilidades de construir y mantener en buenas condiciones nuestras relaciones y la autoestima, porque quién sabe respetar sus límites no se siente ni se coloca en desventaja en ninguna relación.

Y para concluir, lo mismo que esperamos recibir es lo mismo que deberíamos estar respuestas a ofrecer.

Quieres que se respeten tus límites, respeta los límites de otros… ¿No se respetan tus limites? Respétalos tú y guarda distancia física y/o emocional.

Un fuerte abrazo
@Lorepatchen
Psicoterapia presencial y en línea.