Por Carlos Muñoz Moreno

Dicen que la derrota es huérfana, pero del triunfo todos se quieren colgar, así que es mucho más complicado dilucidar las causas de una victoria tan contundente como la de Julio Menchaca el pasado 5 de junio, que enumerar los personajes y circunstancias que rodearon la derrota de Carolina Viggiano en un resultado del que nadie pronosticó una diferencia tan grande.

De tal modo que considero que el primer gran factor del triunfo se llama sin duda Julio Menchaca Salazar, primero porque el gran defecto que le achacaba Francisco Javier Berganza se convirtió en un atractivo para muchos de esos simpatizantes priistas que estaban inconformes y se sintieron excluidos.

No es secreto que muchos de ellos fueron engrosando poco a poco las filas de MORENA, como una opción de un neopriismo que ideológica y operativamente les acomodaba.

Además, un expriista como Menchaca Salazar fue atractivo para ciudadanos sin partido, pues a pesar de la desconfianza que les genera la llamada 4T, Julio se representaba como un rostro afable, una personalidad moderada y una propuesta humana y comprometida.

Sin duda el presidente López Obrador fue uno de los factores fundamentales para ese triunfo ya que goza de gran posicionamiento y aprobación en la entidad; es el activo más importante en MORENA y, desde sus épocas perredistas, siempre ha tenido un mercado de nicho muy importante entre los hidalguenses, sobre todo en el campo y en las franjas de población más vulnerable y, desde el tsunami electoral de 2018, ha mantenido una creciente simpatía entre los hidalguenses.

Recordemos que durante la consulta de Revocación de Mandato, en Hidalgo participaron más de 400 mil votantes y la cifra que alcanzó la votación el 5 de junio rebasó por 200 mil esa cifra, lo que mostró que la ola morenista del 5 de junio fue fruto de la simpatía de dos personalidades que han ganado posicionamiento y arraigo.

El otro gran factor, que no era común cuando las huestes y sobre todo las dirigencias morenistas estaban en el PRD, fue la disciplina, la capacidad de sumarse a un proyecto y no dinamitarlo; de hecho, el único que abiertamente quiso hacer eso apostó mal su capital político y terminó mermando el potencial crecimiento de Movimiento Ciudadano, fue Francisco Javier, que ha sido el ejemplo más claro de cambiar de camiseta en busca de una ambición hasta ahora inalcanzable.

Así vimos cómo personajes que hablaron mal de Julio Menchaca, que lo combatieron, criticaron, minimizaron e intentaron sacarlo de la disputa interna, terminaron por alinearse, poner su capital político al servicio de la gran posibilidad histórica de alcanzar la alternancia política en Hidalgo y sumaron para un triunfo que hoy ilusiona a muchos hidalguenses.

Además, el pragmatismo mostrado en campaña también fue un factor que abonó en favor del gobernador electo, pues no se metió en polémicas, fue práctico y evitó engancharse en las múltiples provocaciones que venían tanto de la aliancista Viggiano como del emecista Berganza; fue consistente, no prometió lo incumplible, fue capaz de hacer eco del discurso, la narrativa y los lineamientos de López Obrador, poniendo como mayor oferta un entendimiento total con el gobierno federal de modo que se fortalezcan y se expandan los programas asistencialistas y los proyectos de López.

En ese sentido hay que reconocer que Natividad Castrejón hizo un gran trabajo, lo reunió con sectores que lo conocían y lo apoyaron sin cortapisas, le abrió puertas de sectores afines que lo hicieron crecer, jamás lo expuso innecesariamente, lo que permitió que administraran, cuidaran y potenciaran su ventaja inicial de unos 18 puntos, para llevarla hasta los 31 puntos sobre su más cercana perseguidora; aprovecharon la división intestina del PRI, la debilidad de larga data del PAN y la inexistencia del PRD para consolidar un triunfo muy cantado desde hace casi medio año.

Pero eso también tiene su mérito, porque había que cubrir cualquier posible grieta, atajar potenciales escándalos, cerrar camino a las provocaciones y mantenerse enfocados.

Además, tranquilizó a empresarios, extendió su mano a la burocracia estatal para ganarse su simpatía y desarticular el clientelismo histórico tricolor y explotó su cercanía y simpatía con organismo sociales, feministas, de derechos humanos, asistencialistas, todos ellos cultivados desde su época como presidente del poder judicial y fortalecidos en el periodo en que primero fue candidato ciudadano por la alcaldía de Pachuca y luego aspirante a ser ombudsman de Hidalgo.

Este fue un triunfo largamente cantado porque desde la elección de 2018, a pesar de ser segundo en la fórmula por los asientos del Senado de la República, fue el eje y el principal protagonismo de esa elección, superando con suficiencia a la candidata priista, Nuvia Mayorga, y desde la Cámara Alta trabajó su cercanía con el presidente López Obrador, con los liderazgos partidistas, hizo su trabajo ,se alejó de grillas baratas e incluso mantuvo una relación institucional y cercana con el Gobernador Fayad Meneses.
Cuatitud, nos leemos la próxima. Un abrazo fuerte.