Por: Christian Falcón Olguín

 

De pronto es interrumpida la transmisión de radio de su auto, domicilio u oficina, en la locución se escucha una noticia urgente, su ciudad está teniendo una intempestiva invasión alienígena, la cual está aniquilando a los ciudadanos y destruyendo todo lo que se encuentra en su camino: edificios, templos, casas, escuelas y caminos; En ese instante, en medio de la confusión la nota se hace tendencia en redes sociales, un escalofrío le recorre toda la piel como una descarga eléctrica y se pregunta: ¿Qué vas hacer?, ¿te resguardarás o escaparás?, ¿enfrentarás al enemigo?. Estimado lector, aunque suene inverosímil esta situación ocurrió el siglo pasado, causando histeria colectiva, caos y evacuación de poblados.
En 1898, el novelista, biólogo y periodista británico Herbert George Wells (1866-1946) publica una de sus novelas de ciencia ficción más importantes en su legado literario: ¨La Guerra de los mundos”. La obra contextualizada en la Inglaterra de 1904, es protagonizada por un aficionado de la ciencia y astronomía, citado simplemente como el “Narrador”, mismo que comparte la relatoría de hechos y las terribles consecuencias a partir de una invasión extraterrestre a nuestro planeta.
Todo inicia, cuando el Narrador, es invitado por su amigo el astrónomo Ogilvy para que visité el Observatorio de Ottershaw y exploren con el telescopio la bóveda celeste, pero la tranquilidad de su estancia se interrumpe cuando, repentinamente, localizan una serie de explosiones rojizas provenientes del planeta Marte, dicho avistamiento muestra una serie de insólitos objetos con una trayectoria: La Tierra.
La especulación de la comunidad científica por los peculiares meteoritos era mayúscula, hasta que finalmente en días posteriores grandes bolas de fuego cruzaron los cielos al ingresar en nuestra atmósfera y, visiblemente caen en campos a pocos kilómetros de Londres, este suceso llamó la atención de curiosos de la zona, quienes se percataron que aquellos meteoros habían hecho profundos pozos, y qué, ¡en su interior se encontraban enormes y extraordinarios Cilindros Metálicos!
En poco tiempo, emergerían de los cilindros grandes y horribles criaturas, con cabezas enormes de 1.20 metros de diámetro, de la cual sobresalían tentáculos como una gornora, se distinguía su piel roja grisácea y grasosa, así como un par de oscuros ojos e inhumanos, poseían una boca sin labios en forma de “V”, mientras la insólita especie se movía sinuosamente. Curiosamente, les costaba moverse por la gravedad y se podían ver agitados por la densidad del aire terrestre; sin embargo, lograron recomponerse a la circunstancia pues regresaron al pozo para entrar al cilindro, e iniciar la construcción de su máquina de guerra tripulada: El Trípode.
Inesperadamente, del pozo brotó un polvo verde, luces y humo, se escuchó un silbido chillante y quejumbroso que alteró a los presentes y, sin más, la gente empezó a ser desintegrada entre llamas por un rayo calorífico proveniente de una máquina de 30 metros de altura sostenida por tres soportes metálicos, con un gran capuchón de latón que contenía un visor rojizo, grandes tentáculos, así como un par de canastillas metálicas que se sostenían en la parte trasera del artefacto marciano.
El paso de los Trípodes dejó terror, muerte y destrucción en distintos poblados de la periferia de la capital inglesa, primero fue Horsell, y Woking, después se extendió a otros puntos tras el arribo de nuevos cilindros, en Pyford, Surrey y Chobham, y finalmente, Twickenham y Wimbledon, la resistencia civil y el ejército no se hizo esperar, pero su valor y esfuerzo dieron pocos resultados. Simultáneamente, el desalojo despavorido de grandes multitudes hacia el norte era cada vez mayor, incluso, entre el pánico y la rapiña, el hermano del Narrador pudo escapar en una carreta junto a otras personas, y así embarcarse para cruzar el canal de la mancha.
El Narrador, en su desesperado afán por reencontrarse con su esposa en el poblado de Leatherhead, decidió sortear el riesgo entre los avances marcianos, topándose en su travesía con momentos de reflexión con un clérigo, quien afirmaba que la desgracia era producto de la decadencia humana; al igual que, con un artillero que le aseguraba que podían derrotar a los invasores con una selecta resistencia desde las cloacas londinenses, pero solamente eran planes sin lucidez, ya que la realidad y superioridad tecnológica extraterrestre demostraba que era imposible. En fin, después de tres semanas de asedio, el Narrador decide enfrentar su propio destino y la distancia sigue a un trípode hasta el barrio de St. John´s Wood, llegando hasta la colina de Primrose donde, sorpresivamente encuentra derribada a la maquina invasora con el capuchón abierto, expuesto un marciano sin vida estaba siendo devorado por aves rapaces, siendo aquel momento, donde se da cuenta en la putrefacción, que la abrupta agonía de alienígenas está siendo causada por las bacterias y virus terrícolas. Así que, los invasores no estaban preparados y adaptados contra estos microorganismos, tenían que pagar el precio de miles de generaciones humanas que se habían ganado el derecho de coexistir en la Tierra.
A lo largo de la historia, las grandes mentes han volteado al espacio exterior en búsqueda de respuestas al origen y destino de la humanidad, los avances tecnológicos han permitido enviar mensajes en sondas espaciales para mostrar nuestra especie más allá de nuestro sistema solar y encontrar algún eco con otra civilización; Se han creado potentes telescopios espaciales como el Hubble y James Webb con el objeto de mirar al otro lado de la ventana estelar, y obtener un vistazo de los confines y procedencia de las constelaciones, ampliando el asombro y los cuestionamientos. Actualmente se está explorando Marte a través del Perseverance Rover y, al parecer aún no se encuentran trípodes o amenaza alienígena alguna.
Mientras tanto, aquí en la tierra, terribles pandemias han azotado a la humanidad, hasta que se alcanzó la inmunidad natural, los científicos en los últimos siglos han desarrollado vacunas eficientes que permiten adaptarse y prolongar las expectativas de vida, no obstante, aun continua la lucha mundial contra COVID-19.
Finalmente, se deja claro en este 2022 que, eventualmente los extraterrestres no son la amenaza global, sino el propio ser humano quien, de manera recurrente se confronta entre sí por ideologías, intereses, credos y modelos económicos, tal parece que existen distintos mundos inmersos en sus propios conflictos armamentistas, llámense Oriente Medio, Europa Oriental, Asía, y ahora, el estrecho de Taiwán en la región Indo-Pacífico; y mientras los líderes de estos mundos, apetecen la beligerancia, sin importarles el dolor y desolación que puedan generar, nos dejan claro y sin dudas que distan mucho para ser líderes mundiales y, que la “guerra de sus mundos” continua afectando a este, nuestro mundo incomprendido.