Por: Dr. Maximiliano Gracia Hernández
El poder de la moneda mexicana es hoy una realidad; en contraste, la empresa PEMEX está en alerta, principalmente por sus finanzas deficitarias que hoy maneja esta gran trasnacional.
Algunos datos históricos interesantes nos llevan a pensar en la realidad actual de Pemex. Hasta el año 2006 la empresa estuvo sujeta al llamado aprovechamiento por rendimientos; en el 2007 se aplicó el derecho adicional por hidrocarburos y, en el 2014, con la nueva reforma, se llevó a Pemex a incrementar su carga fiscal.
La caja chica de los gobiernos del pasado hoy está en crisis financiera, ello podría llevar a la debacle de la economía mexicana, y es que los 106 mil millones de dólares de deuda de la empresa es ya insostenible; es la trasnacional petrolera más endeudada en la escala internacional.
Los números rojos están presentes, pero no sólo eso: las pérdidas se incrementan. Por ejemplo, durante el tercer trimestre del año pasado, PEMEX tuvo un incremento en sus pérdidas por más del 45 por ciento. Ahora bien, aún y con los ingresos obtenidos por dicha empresa por la venta de los hidrocarburos, la crisis financiera se profundiza. La pregunta es quién le prestará dinero a Pemex para refinanciarse.
Más allá de los problemas financieros, observamos la caía de la producción, las refinerías producen al 50 por ciento de su capacidad, el combustible producido por dicha empresa trae grandes cantidades de azufre. Problemas y más problemas.
Una empresa muy parecida a Pemex es Petrobras, la empresa petrolera de Brasil, supera la extracción de 2.7 millones de barriles al día; en contraste, Pemex produce 1.8 millones de barriles al día. Otro dato, el beneficio de la empresa brasileña en el primer trimestre del 2021 fue de 7 mil millones de dólares; en contraste, en el mismo periodo, Pemex tuvo pérdidas. Gestionar la deuda es importante, Petrobras ha generado actividades de reestructuración de su deuda, Pemex no resuelve sus problemas financieros. Dicha empresa tiene grandes retos, mejorar la eficiencia, la calidad de la producción, restructurar su deuda y, desarrollar estrategias para incrementar su producción.
Durante décadas Pemex ha sido protegida por el estado mexicano. Es el único monopolio en el mundo que no maneja números verdes. ¿Cómo es posible? Parece ser un fenómeno imposible de creer. Recordemos las prácticas corruptas de Oceanografía; pensemos en el sindicato corrupto al interior de Pemex, los grandes beneficios que por décadas tuvieron los trabajadores de esa paraestatal. Recordemos al líder sindical, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, arrestado en 1989. Recordar al líder sindical Carlos Romero Deschamps. El tema de la planta de amoniaco en Pajaritos; la compra de la empresa de agro nitrogenados, donde, por cierto, su principal involucrado, Emilio Lozoya, salió del penal esta semana; enfrentará sus cargos en prisión domiciliaria. 106 mil millones de dólares son la deuda de Pemex, décadas de mala administración, de corrupción; se descuidó la reinversión, las buenas prácticas administrativas.
¿Mantenemos a Pemex en poder del estado o la privatizamos? ¿La declaramos en quiebra como se hizo con la empresa Mexicana de Aviación? La transformamos y modernizamos, ¿pero hay recursos públicos para lograrlo? ¿Pemex está destinada al fracaso? ¿Es posible transformarla en una empresa financiable? Si bien, no es imposible el rescate, no hay más tiempo para lograrlo.
Debemos aprender del pasado. El gobierno mexicano no debe obligar a la empresa a mantenerse como la caja chica, debemos tratarla como una empresa productiva, para ello es necesario buscar socios que se atrevan a invertir en sectores con perspectivas; dejar de apostarle a sectores sin expectativas de ganancias. Es menester una transformación estructural de fondo.
En torno a Pemex existen algunos retos fundamentales para el siguiente gobierno: Proponer una ruta de transformación con un nuevo plan de negocios, como si fuera una empresa privada; crear una nueva gobernanza, en la cual el director de Pemex rinda cuentas al Congreso de la Unión y no al presidente; hablar con el sindicato acerca de los pasivos laborales y llegar a soluciones conjuntas; reestructurar la deuda, para ello se requiere otorgar menos dinero al estado y más al saneamiento de sus finanzas internas. O el nuevo gobierno le apuesta a la transformación de Pemex o, esta empresa llevará a la crisis a la economía mexicana.
*Dr. Maximiliano Gracia Hernández
Profesor investigador en El Colegio del Estado de Hidalgo*
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