Una carnicería, un criadero de cerdos y otro de tilapia, son algunos de los proyectos impulsados el último año por la dirección de Atención al Migrante, a cargo de Manuel Aranda.

El programa “Invierte en Hidalgo” busca potenciar los proyectos y ahorros de los paisanos y volverlos una fuente de trabajo; por cada peso que pone el migrante, el estado invierte otro.

De acuerdo con el funcionario, en 2024 se otorgaron cinco apoyos de este tipo, mientras que en lo que va del presente año ya se han concretado 18 proyectos.

Crianza de cerdos

En medio del campo, Fernando Rangel Gutiérrez, instaló su criadero de cerdos. Las cuatro paredes que construyó albergan a 42 de los 50 cerditos con los que inició el proyecto.

El hidalguense, originario de Tlahuiltepa, radicó nueve años en Estados Unidos y regresó al estado debido al deseo de estar con su familia y buscar crecimiento en su tierra.

Sabía de la existencia del programa debido a que trabajó con anterioridad en el gobierno y le planteó a su hijo, quien vive en Estados Unidos, el proyecto.

“Estoy invirtiendo para que tenga algo para cuando se venga; estamos pensando en ampliarlo y tener un segundo piso”.

El 11 de abril inauguró el criadero con una inversión total de 500 millones de pesos, monto que ha sido superado por las mejoras y el sueño de ampliarlo con dinero de su bolsillo

El proyecto llegó a 700 mil pesos, aunque todavía no se han contabilizado los 80 mil que están gastando en el proceso de engorda de los lechones

Carnicería

Cristian Daniel Ramos, un joven de 28 años, abrió las puertas de su carnicería el 8 de mayo del presente año en Chilcuautla, días después de su regresó de Estados Unidos.

Hace dos años y medio cruzó la frontera con la idea de ahorrar y emprender un negocio propio. Se dedicó a la construcción, la pinta de casas y también estuvo en el área de carnicerías, pero hace casi un año su esposa Ailyn le escribió tras ver un anuncio en Facebook: el programa Invierte en Hidalgo estaba buscando migrantes y familiares de paisanos para apoyarlos a emprender un negocio.

“Gracias al apoyo estuve menos tiempo allá, me regresé y más rápido lo conseguí”, afirmó en entrevista. La inversión fue de 250 mil pesos e incluyó maquinaria y producto.

“Lo más difícil de estar en el país vecino es la soledad”, afirmó. Pese a que a él ya no le tocó vivir las deportaciones masivas, califica a estas como la interrupción del sueño

“Todos vamos por un sueño y a veces lo estás trabajando y todavía no lo terminas cuando te regresan de un día para otro; es muy feo”.

Criadero de tilapia

“El sueño americano es efímero” afirmó Julio Ocampo, un trabajador originario de Zimapán quien emprendió, junto a su familia, un tanque de tilapias tras su regreso de Estados Unidos

Ocampo se fue al país vecino a los 19 años con el sueño de tener una mejor vida. Aún recuerda el cruce: cuatro días caminando por el desierto para llegar a cumplir su sueño.

“Cuando yo me fui ya tenía una hija, mi idea todo el tiempo era hacer algo aquí en México, nunca fue irme para comprar una casa, como muchos paisanos lo han hecho; varios se van y compran casas, viven la vida, el sueño americano, pero en realidad el sueño americano es efímero”

Durante veinte años su camino estuvo lleno de idas y venidas; en el extranjero trabajó en la industria de la construcción y del cemento. Su deseo era volver para estar cerca de sus hijos

Fue deportado en diciembre de 2023, tras ser detenido en una parada de tránsito en Oklahoma; esa fue la advertencia definitiva que lo hizo no querer regresar.

El racismo, el abuso policial y el maltrato en los centros de detención migratoria es algo que tiene bien grabado en su memoria.

Pasó por “El Hoyo”, una zona de aislamiento cuando estaba detenido; allí junto a más latinoamericanos fue desnudado y privado de comida y agua, tras apoyar a un paisano que fue golpeado brutalmente.

“Allí dentro hay hermandad (…) entre paisanos nos cuidamos, cuando estaba en la cárcel y se dieron cuenta que era mexicano, me arroparon, si andas solo es más peligroso, hay mucho racismo”.

Tras pisar tierra hidalguense y reencontrarse con su familia decidió emprender un proyecto familiar que más tarde pasaría a ser una cooperativa.

Coincidió con que su hijo Jonathan y sobrina decidieron migrar y con apoyo de ellos invirtieron más de 200 mil pesos; actualmente están buscando expandirse con apoyo del gobierno estatal.