La coronación pontificia fue solicitada al Papa León XIII por el entonces Arzobispo de México, Monseñor Pelagio Antonio Labastida y Dávalos. Actualmente, la corona se encuentra sobre el marco de la Virgen en la nueva Basílica del Tepeyac, pero su altura impide que los fieles puedan verla a detalle.
La corona se compone de cuatro partes, que son diadema o base, cuerpo, cúpula y remate.
La diadema o base, en su cara exterior, está formada por 22 medallones con diversos ramos de rosas pintados sobre oro con esmalte de Limoges.
Bajo ellos, se ven los nombres de los 22 obispados que existían en aquel momento. Sobre ellos, 52 estrellas formadas con diamantes, y entre los medallones lucen engastadas hermosas esmeraldas.
En la parte superior e inferior de los medallones se observan molduras esmaltadas y embutidas sobre el oro, en la parte plana o inferior de la diadema hay 22 ángeles en relieve, cincelados y esmaltados, alternando con estrellas y otros adornos con diamantes.
El cuerpo que descansa sobre la base o diadema está formado por seis escudos y seis ángeles. Los escudos heráldicos corresponden a los arzobispados y los ángeles representan las seis provincias eclesiásticas de México, Los escudos con esmalte de Limoges sobre oro están enmarcados con pequeños diamantes.
En la parte superior destaca un globo terráqueo esmaltado en el que se observa el continente americano y especialmente México. Sobre el mundo, se posa el águila heráldica de México con las alas desplegadas. De la espalda del águila surge una cruz adornada con diamantes que remata la corona, significa la protección divina y mariana sobre nuestra nación.


















