En los últimos años se han generado una serie de cambios en las prácticas sexuales y ahora se asiste a actividades poco convencionales, y que muchos consideran extrañas, perversas, como el swinger o intercambio de parejas, la pornografía; sin embargo hoy en día son mas comunes de lo que parecen.
De acuerdo al especialista en psicología, Héctor Cerezo Huerta, dichas actividades sexuales son un campo muy complicado porque está lleno de estereotipos religiosos, morales, clínicos; incluso –comenta- hay investigadores que consideran esas prácticas como enfermizas y les llaman perversiones; por ello permanecen como “subterráneas”.
“La gente o las personas que tienen este tipo de prácticas no se animan a decirlo explícitamente, la mayoría prefiere no expresarlo por el riesgo de ser estereotipado; pero de que hay, las hay”, sostiene el especialista.
En torno al swinger, explica que es una parafilia, expresión diferente a la sexualidad normal, pero el intercambio de pareja está consensuado, acordado entre dos personas en condición de nivel cognitivo, están convencidas de que eso quieren hacer.
“Son modos diversos de obtener placer, erotismo, orgasmos, satisfacción sexual; pero todavía persiste la idea de señalarlos con índice de fuego y decir que son desviados o en el peor de los casos son inmaduras”, precisa.

Retomó que las anteriores generaciones nos educan con la idea de que amor y sexo vienen en el mismo paquete, es decir, que una sola pareja es lo que nos va a permitir ser felices, estar enamorados de él o de ella, y además, tener placer sexual; cuando en realidad es que cuando las parejas establecen una relación, muchas veces se aman profundamente pero su vida sexual pésima, o caso contrario, tienen una vida sexual muy intensa pero no se aman.
En ese sentido matiza que a ese tipo de relaciones no se les considera una enfermedad, sino una parafilia, es decir, una expresión diferente, rara, extravagante de la sexualidad.
Dijo que es una mentira que quienes practiquen swinger o se dediquen a la pornografía sea gente poco escolarizada, sino que el perfil es diferente, y que han tenido la virtud de expresar sus necesidades sexuales.
Cerezo Huerta agregó que las variables genéticas, personales y ambientales contribuyan para que una persona tenga más atracción, gusto, preferencias o actividades sexuales o no.
Pareja cotidiana
13 años de relación, dos años de casados, y casi un año de empezar con otro tipo de encuentros sexuales, es como Oli y Héctor desarrollan su vida de pareja.
En entrevista con Síntesis declararon que siempre han sido una pareja bastante abierta con búsqueda de cosas nuevas y empezaron a explorar muchos fetiches entre ellos.
“Empezamos a buscar otras coas y empezamos a fantasear con un trio, y un día llegó a coincidir. Y eso le da más picardía, más frescura a nuestra relación”, aseguraron.
Héctor comenta que en una de esas salidas ella (Oli) conoció a una pareja swinger, y llegó a su casa y le contó su experiencia, “y a la siguiente semana salimos”.
Se pusieron de acuerdo con esa paraje para verse e hicieron una química impresionante; “y ellos fueron los que nos iniciaron en el ambiente, eso fue por agosto de 2016, hay parejas que conocemos que tiene 7 u 8 años, y los ves y tienen 25 o 26 años de edad”.
Para ellos, los @gatos_nocturnos (como se hacen llamar en Twitter), la relación sexual que llevan es muy padre porque es regresar a esa tapa del enamoramiento, “es cuidar mucho más tu imagen, que muchas veces como pareja y las vemos con otras parejas en el trabajo, ya tienen una relación muy fría y no se cuidan entre ellos, no se arreglan, ya se olvidaron de la sexualidad. Entonces regresamos a esa etapa de un enamoramiento y eso es padre”.
Para tales encuentros de parejas, declararon que la vía por donde las contactan es a través de Twitter, y aunque hay páginas especialidades en eso, la mayoría son por la red social.
Oli recomienda a las parejas que tengan una experiencia de este tipo, “en lo personal me ha servido de mucho para estar más en contacto con mi pareja, a tener más confianza”, aseguró.
En tanto Héctor acentuó que no hay que temer al cambio, y aunque la escena swinger es un cambio radical, porque las relaciones tradicionales no permitirán eso, ese tipo de actividad ayuda a tener una mejor comunicación entre pareja, “se intensifica el fuego en la relación”.
“Mientras nos sintamos bien en la escena vamos a seguir aquí. En el momento en que perdamos nuestra sexualidad será porque seremos demasiado mayores”, concluyen.
Los inicios
En México a mediados de los años 1990 el movimiento swinger comenzó a propagarse por el interior del país debido a la regionalización de revistas eróticas como Club Swinger y Galería Erótica, las cuales en un principio solo tenían tiraje en las principales ciudades del país.
A partir del año 2000, se inició el auge de los bares swinger en la capital de la República Mexicana, los cuales últimamente no solo permiten entre sus clientes el intercambio de parejas, sino que además añaden dentro de su variedad distintos tipos de sex show, donde ellos mismos son los protagonistas.
Pornografía convencional
A la par, el especialista Héctor Cereso comentó que en el caso de la pornografía, es un hecho que está reconocida como una actividad que se lleva a cabo todos los días, más que por ejemplo, la gente camine o trabaje.
“Ver pornografía creo que delata y nos dice qué tan voyeristas podemos ser, qué tan mirones o atracción sexual podemos obtener viendo a otros; por eso estas personas tampoco pueden ser criticables, siempre y cuando no estén metidas en una cuestión de trafico de personas o algo por el estilo”, puntualizó.
Limites sexuales
En todas las actividades existen limites, y son tres criterios en el ámbito sexual detallados por el experto:
Primer criterio destaca que la actividad sea voluntaria, que la persona haya decidido racionalmente dedicarse o realizar esa actividad, que no haya sido amenazada.
Segundo criterio, que esa actividad que desempeñan no se convierta en una compulsiva u obsesiva.
Tercero: que esa actividad que desarrollen, voyerismo, swinger, o cualquier otra, sea consensuada y sin aprovechar desventajas físicas, mentales, cognitivas o de edad.
“Esos tres criterios, mientras no se comentan en una actividad dominante o que dirigen su vida haya sido una decisión racional y esa actividad la realice por consenso estamos hablando de normalidad; es que siempre ha habido una tendencia a patologizarlo todo; todavía mantenemos esa influencia de la religión: lo moral, no inmoral, lo bueno, lo malo, y en la sexualidad esos criterios no aplican”, matizó Héctor Cerezo Huerta.