Aún con la resaca de los Premios Ariel que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), donde ‘La 4ta. compañía’ (2016, Dir. Amir Galván Cervera, Mitzi Vanessa Arreola) fue la gran ganadora con 9 premios en la gala, se presentó en el Teatro de la Ciudad el documental ‘Tempestad’ (2016, Dir. Tatiana Huezo) que también fue galardonada en los Ariel 2017.
Como parte de la selección oficial de Docs Puebla, la película que se llevó los Arieles a ‘Mejor Dirección’ para Tatiana Huezo, ‘Mejor Fotografía’ para Ernesto Pardo, ‘Mejor Sonido’ para Federico González Jordán, Lena Esquenazi y Carlos Cortés; así como el premio a ‘Mejor largometraje documental’, se proyectó apenas un día después de haber sido reconocida.
‘Tempestad’ ha estado presente en festivales internacionales donde ha sorprendido, indignado y conmovido a distintos tipos de públicos; sin embargo, es justo en México donde se hace necesaria su proyección en cuanto espacio sea posible. Las historias que cuenta el documental estremecen de forma profunda al espectador.
Miriam Carbajal es acusada por tráfico de personas sin presentar pruebas en su contra, la trasladan a un penal que está a 2 mil kilómetros de distancia. Después de unos meses, así como la detuvieron, la dejan en libertad por falta de evidencia. La vida de Miriam cambió de forma drástica y es la reconstrucción del viaje de regreso a casa que nos lleva por esa travesía traumática.
Para contrastar el movimiento del traslado está Adela Alvarado, una madre a la que le han arrebatado a su hija. Lleva años buscándola pese a las amenazas de muerte y la complicidad de las autoridades; Adela mantiene la esperanza de volverla a ver aunque hayan pasado años de su desaparición.
Las historias de estas mujeres son contadas por ellas mismas, reconstruyen los hechos para guiarnos a través de sus pesadillas. Ese largo recorrido que emprende Miriam para volver a casa nos permite ver y sentir los cambios de paisajes, clima y gente, mientras Adela nos habla desde prácticamente el mismo sitio.
La peculiaridad de ‘Tempestad’ radica en una narración «en off» por parte de Miriam y Adela, aún así, por absurdo que pueda leerse; la ausencia es un elemento presente en la pantalla: la ausencia de confianza, de una persona, de la vida. Una ausencia que se convierte en miedo e indignación compartida entre las protagonistas y los espectadores.
Mientras vamos entrando a esta realidad que como mexicanos ignoramos o no queremos mirar, la música acompaña en situaciones puntuales, porque cede su espacio a la voz de estas mujeres. Además, la oscuridad de la imagen nos adentra aún más a este mundo, aunque hay puntos de ternura y cierta risa, la imagen nos recuerda, junto a la música, que seguimos dentro de una pesadilla.
Tatiana Huezo se posiciona desde una perspectiva cercana a las protagonistas, viaja y reconstruye el trayecto que parece interminable; se sumerge en la oscuridad para que nosotros entremos también. Las voces de Miriam y Adela son las de millones en México, así como la indignación e impotencia que sentimos por esta situación.
‘Tempestad’ es una película necesaria para el país, para no ignorar ni olvidar los casos de desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias que suceden cada día.