El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Puebla está dividido, peleado y resquebrajado.

Las envidias internas y la lucha por el poder están a la orden del día en aquella fuerza política.

Empero, es un hecho -aunque lo nieguen- que Morena está mutilado políticamente hablando.

Ya cojea en Puebla y está en riesgo de llegar dividido a la próxima elección del 2018, la madre de todas las batallas.

Por una parte, está el grupo de los simpatizantes y “nuevos amigos” de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aquellos que se sumaron como estrategas con estructura propia.

Quienes le garantizan votos y no sólo blof y palabrería al peje.

En este equipo están quienes realizan conferencias de prensa de manera permanente: el diputado federal Alejandro Armenta Mier, el presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres; el senador Luis Miguel Barbosa Huerta y el llamado “cuñado incómodo” del ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, Fernando Manzanilla Prieto.

El citad grupo está mejor coordinado que el segundo.

Tiene más contactos y amigos en los medios de comunicación, tiene una mejor estrategia por ende y, sobre todo, tiene un largo colmillo para hacer ruido y grilla pública.

Y por el otro bando están ni más ni menos que el dirigente estatal de Morena, Gabriel Biestro Medinilla; el diputado federal por Morena Rodrigo Abdala Dartigues y el senador Manuel Bartlett Díaz.

Los dos bandos, aunque lo nieguen, insisto, se están dando hasta con la cubeta dentro de Morena.

Y la manzana de la discordia no es otra que las candidaturas más importantes: la del gobierno del estado y la de la presidencia municipal de Puebla.

Según se dice, por recomendación de Manuel Bartlett, tanto Biestro como su ahijado político Abdala están convencidos de que ellos y nadie más merecen las mentadas candidaturas.

Que por una cuestión de moral y asepsia política Morena y AMLO deben darles la oportunidad de competir por los citados cargos.

Sobre todo porque los simpatizantes, según su versión, pretenden apoderarse del partido y de la estructura que se ha logrado con trabajo en los últimos años.

A Biestro se le metió ya en la cabeza que él bien puede ser el pastor, el guía  y el candidato líder de todos los abanderados que respalde Morena.

Porque nadie de fuera, de los abusivos simpatizantes, según él, merece uno de los cargos más importantes de aquellos que pelearán en los próximos comicios.

Así que Morena adolece ya del mismo mal que el resto de los partidos grandes en el estado: de la envidia, de la división y del conflicto interno.

Ya veremos cómo es que Andrés Manuel reacciona para poner orden en su casa de Puebla.

Porque si a estos muchachos los deja que se sigan peleando entonces sí que puede arrepentirse.

Porque el grupo integrado por Armenta, José Juan, Barbosa y Manzanilla no necesita de nadie para hacer su trabajo, mucho menos de políticos novatos.

A ver si las diferencias de sus soldados no matan a Morena.

Ya lo veremos.

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El PRI de los dinosaurios

Me queda claro que el PRI poblano está trabajando y empujando para poder hacer un buen papel en los comicios que se acercan.

Liderados por el dirigente estatal Jorge Estefan Chidiac, los priistas ya trabajan y se organizan para competir con todo en 2018.

Sin embargo, deben ser más cuidadosos en la designación de sus soldados quienes integran el primer grupo priista, el que organiza y manda, el que trabaja directo con órdenes de la presidencia.

El PRI está tratando de renovarse, y tiene toda la intención.

Aunque a veces suceden cosas en el PRI que no se entienden, eventos que proyectan mensajes extraños y probablemente equivocados.

Vea usted, ayer designaron como secretarios adjuntos al Comité Estatal del PRI a Laura Zapata y a Leobardo Soto Enríquez.

Y todo pasaría sin novedad alguna si no fuera porque Leo Soto Jr. es ni más ni menos que hijo de Leobardo Soto Martínez, el líder de la CTM en Puebla.

La imagen que sigue proyectando el PRI de Puebla con la herencia de los cargos ahora a sus mini dinosaurios no es nada buena.

Tal parece que el PRI de los viejos tiempos, del dedazo y del cacicazgo se niega a morir.

Pues no existía la entera sospecha de que Leobardo Soto dobleteó y jugó con el morenovallismo y con el PRI desde 2010.

¿O a poco las canonjías entregadas a Soto en Audi, por ejemplo, son sólo por la buena voluntad del grupo en el poder?

A otro perro con ese hueso.

¡Que viva el PRI dinosaurio!

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En twitter: @poncharelazo

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