Enfrentarse a la historia como una sucesión de hechos trae consigo, por definición, visiones que se anteponen hasta negarse y contrarrestar sus campos de acción, no sólo en los hechos recientes, aunque cuando se trata de aquellos que abarcan un siglo, las interpretaciones aportan luz, sin embargo, acceder a las fuentes marca la diferencia.

Tal es el caso de la oferta historiográfica que ofrece Paco Ignacio Taibo II, escritor que ha sabido combinar la investigación con dotes literarias, ya que mediante estas herramientas es posible aproximarse a un público necesitado de reconocerse inmerso en los acontecimientos, fundamental para adueñarse del pasado.

En este sentido, es factible ingresar al imaginario colectivo para fragmentar lo habitualmente dicho –historia oficial– para lanzar al lector una pregunta que guía su obra: ¿Por qué? De esta forma suceden cuestionamientos que nutren sus páginas, llevando de la mano a quienes lo consultan a tomar conciencia de los hechos en bruto para que ellos decidan hasta ser parte de la Historia misma.

Así, ha transcurrido por el siglo XX, desde la llamada “guerra sucia”, los movimientos sociales de mediados de los sesenta, los cincuenta, el nacimiento de la denominada “partidocracia”, la Revolución de 1910 y a últimas fechas el caótico el siglo XIX, con todas las contrariedades que representa.

A pesar de ello, la gran ventaja apunta en la investigación documental, tan menospreciada en los círculos académicos que la observan como un simple complemento para actividades rígidas –la ciencia en cualquiera de sus disciplinas–, aunque tan valiosa al igual que otros métodos.

Por ello es difícil concebir en dichos extractos que los cotejos, análisis del discurso, segmentación año por año, etcétera, puedan durar lapsos de tiempo prolongados y, sobre la marcha, surjan más canales de investigación, cuando la inmediatez importa, es decir, los resultados “a priori”.

No obstante, este rigor documental queda fuera de la academia por el sólo hecho de –a sus ojos– no contar del todo con “factos” comprobables, de ahí que la documentación sea un medio para tal fines, no el resultado en sí mismo, sumado a la reescritura generacional de la Historia, vínculo utilitario que edifica héroes hasta mitificarlos a manera de efigies incorruptas y lanzar a la hoguera –literalmente– a quienes los contradijeron; “la Historia es de quien la trabaja”, versaría el dicho para estas necesidades.

Esta exégesis se ha mantenido presente al menos en los últimos 140 años, desde el triunfo de la República sobre el Segundo Imperio, la consecuente muerte de Benito Juárez y el nacimiento del Porfiriato hacia fechas recientes, apuntando que bajo este esquema se encuentra una necesidad para justificar los hechos y proyectarlos en intereses específicos.

Paco Ignacio Taibo II, integrante de una de las generaciones más críticas de autores mexicanos, ha establecido escuela clara que entre los historiadores recientes mantiene prestigio y amplios lectores. Su estilo es claro, desafía el “establishment” con narrativa directa que sabe dónde apuntar con ironía y desbaratar lo políticamente correcto.

En ello, versa sus más recientes libros basados en el concepto de “Patria”, homenaje simbólico al sentimiento decimonónico por la recién concebida nación mexicana y la necesidad de quienes la defendieron para no aceptar “intrusos” en suelo propio.

No es un arrebato al nacionalismo –el cual iniciando el siguiente siglo– será motor de otros intereses políticos, sin embargo, en el XIX, de ahí la importancia de estos materiales, es exponer cómo el concepto “patria” partía del orgullo por aquello que definía y también se alimentaba hacia el exterior.

Es interesante que su postura se complemente con el argumento base, mismo que puede escucharse en cualquiera de sus conferencias e incluido en dichos libros: “No pasarán”. Así, Taibo II, re-escritura el antes y después de la Intervención Francesa, los protagonistas, mientras tanto, deshila los intereses políticos que en casi nada perturbaron a los liberales contra el centralismo latente.

Paco Ignacio Taibo II se atreve a desmitificar el pasado y traerlo para un nuevo juicio histórico, presenta a los personajes lejos de todo pedestal y los viste de acciones que en su tiempo obedecieron a sus responsabilidades, no así al uso utilitario de los nombres, realidad que no termina de palparse.

@Ed_Hoover

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