Desde que la izquierda poblana se empezó a prostituir políticamente, a pelear por el dinero, el poder y los pocos cargos públicos que la derecha y la ultraderecha les regalaron desde el gobierno, perdió toda credibilidad y respeto.

Se dio en el sexenio melquiadista, en el marinista y sobre todo en el morenovallista.

La izquierda en Puebla es el payaso de las cachetadas para los grupos que controlan el poder en el estado.

Y hay una coincidencia en el transitar de aquella izquierda por los últimos tres sexenios: el senador Luis Miguel Barbosa Huerta fue quien la controló desde el PRD local.

Empero, desde entonces la izquierda en Puebla está perdida.

Una izquierda, desde luego, que sólo representó al partido del sol azteca vía sus dirigentes.

Dirigentes, hay que decirlo, que negociaban su moral, su protesta y su ideología por cargos de medio pelo o por unos cuantos pesos.

Negociaciones que se daban a la sazón de cada circunstancia política.

Algo así como lo que sucedió con Judas Iscariote, quien vendió a Jesús por unas cuantas  monedas.

Hay que decir que el gobernador Melquiades Morales Flores mantuvo quieta a la izquierda poblana porque hasta algunos de sus líderes se hicieron sus compadres.

Amigos que, por supuesto, gozaban de sus apapachos vía el erario.

Porque vaya que Melquiades era magnánimo con los políticos revolucionarios.

Lo mismo Mario Marín Torres, el gober precioso, quien mantuvo a raya al sol azteca y a  todas sus corrientes, particularmente a la Nueva Izquierda que antes representaba Barbosa.

Porque la corriente de los chuchos, todo mundo lo sabe, siempre ha sido negociadora para su causa.

Los perredistas liderados por Jesús Zambrano Grijalva y Jesús Ortega Martínez siempre se han sabido vender bien.

Y en Puebla vía Barbosa, no fue la excepción.

Rafael Moreno Valle Rosas (RMV), entonces candidato del PAN al gobierno de Puebla en 2010, fue el mejor ejemplo de las negociaciones que los chuchos y Barbosa realizaron utilizando la estafeta de su empresa, digo de su franquicia, perdón, de su partido.

En aquel momento la izquierda en Puebla, dígase Luis Miguel Barbosa y su tropa, rompió con el marinismo porque exigió demasiado y no le cumplieron.

Fue así como pactaron con RMV, a quien apoyaron para llevarlo a Casa Puebla.

Existen imágenes, audios, declaraciones y toda clase de testimonios que muestran el firme papel de la izquierda jugó en la campaña morenovallista.

Barbosa y compañía le levantaron la mano a RMV sin ningún reparo.

Es por ello que el señalar a Barbosa y al resto de la izquierda poblana como “paleros” sería halagarlos.

En 2010 la izquierda se sumó a la ultraderecha y al morenovallismo para hacer equipo.

Entonces, nadie, ningún perredista, ni político socialista protestó en contra del morenovallismo, de la unión del PRD con el PAN y viceversa.

Todos los perredistas, liderados por Barbosa se sumaron a la campaña de RMV, a quien presumieron como el mesías y el salvador de los poblanos.

Cualquiera de ellos quería aparecer en las fotografías; primero, de su entonces candidato; y después, de su gobernador electo, Rafael Moreno Valle.

¿En aquel momento alguien escuchó, supo o se enteró de las protestas de Socorro Quezada Tiempo, actual dirigente estatal del sol azteca?

¿Dónde habrá quedado su pensamiento crítico y su voz inconforme?

No es posible que hoy la oposición, la izquierda poblana, esté reducida en el Congreso del Estado a sólo un par de legisladores, a Socorro y al “independiente” de Morena, Julián Peña Hidalgo.

Y lo peor, no es posible que estos diputados asuman una oposición sin sentido.

Porque primero criticaron la inútil obra marinista de “La Célula”, y eso si alguna vez la criticaron, la cual nunca sirvió para nada, y ahora se oponen a la donación y enajenación onerosa del predio sólo porque se acuerdan que son oposición.

Que estúpida, absurda y tonta actitud.

Socorro Quezada debería pensar antes de actuar.

Debería ser más ingeniosa e inteligente porque si se lo propone bien lo puede lograr.

Porque como diputada, dirigente perredista y política tiene sus destellos pero debe de cuidarlos y de pensarlos antes de actuar.

No a todo hay que oponerse, y más aún cuando la inconformidad se da sin razón.

Miren que criticar el traspaso oneroso de La Célula solo porque si, es una verdadera tontería.

Tanto Doña Socorro como Don Julián deberían dedicarse mejor a poner orden en sus respectivos partidos en vez de estar escupiendo simplezas.

Hay que celebrar que por fin se va a ocupar La Célula y se van a recuperar los casi 500 millones de pesos que el marinismo tiró a la basura en el predio.

No hay duda que el gobierno de Tony Gali se anotó un 10 en el acuerdo.

Porque hay que subrayar que el proyecto de la industria militar que edificará la Sedena va a generar 5 mil empleos temporales y 4 mil permanentes en Puebla, por lo que contribuirá al desarrollo de la región.

Tan sólo la primera etapa de construcción prevé una inversión de mil millones de pesos.

Honor a quien honor merece.

posdatasintesis@yahoo.com.mx

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

 

 

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